Madrid.- Embadurnarse las manos con miel, aplicarse luego una capa de magnesia y escupir sobre las palmas: estas prácticas habituales en la gimnasia artística para conseguir un mejor agarre de los aparatos tendrán que pasar a mejor vida a partir del viernes, cuando retornará la competición internacional con la disputa de la Copa Challenge de Szombathely (Hungría).

Los organizadores de la Copa, por su parte, han redactado su propia guía para los participantes, en la que destaca, con la tipografía en rojo para que a nadie le pase inadvertido: «POR FAVOR, TENGAN EN CUENTA: En caso de que un participante sea diagnosticado de COVID-19 y puesto en cuarentena, los gastos en los que incurra (alojamiento, comidas, traslados, pruebas adicionales, etc) correrán por su cuenta».

Aunque el protocolo de la FIG habla de la necesidad de presentar un test PCR negativo antes de cada competición, también advierte de que siempre prevalecerá lo que dispongan las autoridades locales y, en este caso, las de Hungría exigen una prueba o dos, según el país de procedencia de los participantes.

Los gimnastas no pueden usar el transporte público ni reunirse por la ciudad, ni tampoco desplazarse por su cuenta desde o hasta el aeropuerto, que es el de Viena, situado a 140 km de la sede de competición.

Solo 14 países, todos europeos excepto Kazajistán, han confirmado su presencia en la Copa, que pertenece al circuito Challenge, el de segunda categoría de las copas del mundo. Las delegaciones de Israel y de Francia, que se habían inscrito, han cancelado sus acreditaciones. España no participa.

A partir de ahora, y según el protocolo de la FIG, en competición «la única situación en la que no tiene que respetarse la distancia de seguridad es cuando un entrenador proporciona asistencia a un deportista durante su ejercicio»; así se hace cuando el preparador se acerca al aparato ante la posibilidad de que el gimnasta se caiga durante una suelta de alto riesgo, o cuando le ayuda a subirse a las anillas.

«Esta fase debe ser lo más corta posible y la persona que asiste está obligada a llevar mascarilla durante todo el tiempo», precisa.

Hay que intentar trabajar en grupos burbuja, tanto en entrenamientos como en competición, y recomponerlos después de una fase de clasificación, de cara a las rondas finales.

La FIG pide a gimnastas y entrenadores que eviten «hábitos de riesgo» en el escenario de la competición. Entre las «prácticas inseguras relacionadas con la transmisión de virus» menciona «escupir en las manos antes de los ejercicios», «dar la mano o abrazar a otros» y «compartir el carbonato de magnesio», que seca el sudor y evita que la mano se resbale sobre el aparato.

«Dependiendo de la disciplina, se recomienda el uso de tiza líquida (70%-80% de alcohol) en lugar del clásico carbonato de magnesio», añade.

La tiza líquida, una mezcla de alcohol, carbonato de magnesio y goma, tiene el mismo efecto y está disponible en pequeños envases que el gimnasta puede utilizar de manera individual.

Los organizadores de las competiciones deben proporcionar a cada grupo de entrenamiento un kit con este tipo material necesario para competir y «no se permite el uso de otras ayudas traídas por las propias delegaciones, como miel, laca, agua azucarada, etc».

Por lo demás, se aplican las normas elementales de prevención contempladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como la distancia física, el lavado de manos, el alojamiento si es posible en habitaciones individuales y, en los comedores comunes, quitarse solo la mascarilla para comer y beber y evitar hablar en esos momentos en los que la boca y la nariz no están protegidas.

Entre los participantes en la Copa de Szombathely, que disputarán una ronda clasificatoria el viernes y las finales por aparatos entre el sábado y el domingo, figuran el ucraniano Igor Radivilov, el rumano Marian Dragulescu y la húngara Boglarka Devai, medallistas olímpicos o mundiales.

La Unión Europea de Gimnasia anunció que mantiene sus campeonatos continentales, en noviembre los de rítmica en Kiev y en diciembre los de artística en Bakú, pero sin ningún efecto en cuanto a la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio. Ante la evolución negativa de la pandemia en Europa, no desea obligar a ninguna delegación a viajar a competiciones a las que de otro modo no iría, solo porque en ellas se ofrecen plazas olímpicas.

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