El burnout hace referencia a la cronificación del estrés en el área laboral, un malestar físico y mental que puede prolongarse en el tiempo, alterando la personalidad y la autoestima del trabajador.
Suele desarrollarse de forma progresiva, manifestándose en la pérdida del interés en las tareas asignadas en la empresa, organización o institución de trabajo de la persona, desarrollando una reacción psicológica negativa hacia su ocupación.
Principales síntomas
Para el año 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció al «Burnout» como una enfermedad, fue así como la incluyeron en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades. Los síntomas de este padecimiento son los siguientes:
Agotamiento físico
El trabajador tiende a sufrir una pérdida notable de energía en el desarrollo de sus actividades, presentando fatiga crónica, aumento o pérdida de peso, migrañas, dolores musculares, en el caso de las mujeres, desregulación del ciclo menstrual, además de problemas gastrointestinales.
Agotamiento mental
También, el estrés y la ansiedad son los síntomas más comunes, y tienen relación con la aparición de trastornos adaptativos como la sensación de desesperación, depresión e insomnio.
Cambio en el comportamiento
Otro efecto del burnout es que produce un cambio abrupto en el comportamiento del trabajador, adoptando una actitud de indiferencia y desapego, reduciendo su compromiso en el trabajo. Y la irritabilidad se convierte en algo habitual.
Descenso en la productividad laboral
Todo lo anterior, se traduce en un descenso potencial en la productividad laboral, y en una desmotivación que puede generar frustración tanto para los trabajadores como para los otros miembros de la empresa.
¿Cómo tratar el síndrome de ‘burnout’?
Es necesario identificar y modificar las condiciones de trabajo que producen las situaciones de estrés; para solucionar esto, se puede reubicar al trabajador, dar asesoramiento psicológico o mejorar la organización y facilitar herramientas para que el trabajador ejecute sus tareas adecuadamente.
Si se analiza y se modifica la situación de conflicto, se protege la salud de los trabajadores, la atención al cliente, y se potencia el desarrollo de las actividades laborales, según recomendaciones publicadas por la OMS.
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