“En aquel tiempo, Jesús volvió a Cafarnaúm. Apenas corrió la noticia de que estaba en casa, se reunió tanta gente que no quedaba sitio ni siquiera a la puerta. Y mientras Jesús les anunciaba la Palabra, cuatro hombres le trajeron un paralítico que llevaban tendido en una camilla. Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla. Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, se te perdonan tus pecados.» Estaban allí sentados algunos maestros de la Ley, y pensaron en su interior: «¿Cómo puede decir eso? Realmente se burla de Dios. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?» Pero Jesús supo en su espíritu lo que ellos estaban pensando, y les dijo: «¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil decir a este paralítico: Se te perdonan tus pecados, o decir: ¿Levántate, toma tu camilla y anda? Pues ahora ustedes sabrán que el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder para perdonar pecados.» Y dijo al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.» El hombre se levantó, y ante los ojos de toda la gente, cargó con su camilla y se fue. La gente quedó asombrada, y todos glorificaban a Dios diciendo: «Nunca hemos visto nada parecido.»      

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

 La Iglesia Universal celebra la fiesta, entre otros santos, en honor a San Hilario, quien, en el año 354, es electo Obispo de Potiers. Muere en el año 367, logrando con mucho esfuerzo, fortalecer la fe de los habitantes de las Galias, Francia. Sus escritos dogmáticos y sus predicaciones, le ganaron los títulos de Padre y Doctor de la Iglesia.

Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos capítulo 2, versos del 1 al 12, En el que se relata la curación de un paralítico que es llevado hasta la Presencia de JESÚS por unos amigos que vencen todas las barreras y obstáculos para lograr su cometido. Y es que las enseñanzas, las curaciones y sobre todo Su inmediata cercanía con los excluidos, colocan a JESÚS en “el ojo del huracán”. Por eso es que al volver a Cafarnaúm se encuentra con la expectativa de la gente sencilla, que ya lo reconoce como un gran Maestro, pero también se topa con la oposición de sus adversarios que lo acusan de blasfemo, el pecado religioso más grave de ese tiempo.

El conflicto no se hace esperar, ya que, las autoridades judías consideran inapropiada la libertad con que JESÚS actúa, y piensan que solo ellos pueden ser los administradores de las enseñanzas religiosas. JESÚS les muestra su error al presentarles como la tremenda Fe del paralítico, y la de sus acompañantes, es suficiente para recibir el beneficio del perdón y la sanación. Acción que evidencia un enfrentamiento entre las costumbres humanas traducidas en egocentrismo y la novedad de DIOS que Representa JESÚS.

De este enfrentamiento sale beneficiado el paralítico que con el beneficio obtenido puede decidir a donde ir y qué hacer con su vida y también los amigos del paralítico porque vieron como sus expectativas se hicieron realidad, y su amigo nunca más iba a depender de ellos para poder movilizarse.

Al confrontarnos con el texto, podemos sumarles otras consideraciones de carácter alegórico, así podemos decir: que la casa, quizás la de Simón Pedro, representando a Israel, en cuanto a Institución oficial era demasiado pequeña, la gente no cabía, lo que hace necesario destejarla para poder llegar a JESÚS. Y una vez que se quita el techo, quedará abierta a todos, en ella podrá entrar todos aquellos que sientan la necesidad de sanar sus enfermedades físicas y espirituales, a quienes JESÚS les ofrece Su Palabra, la Sanación y el Perdón de sus pecados, algo exclusivo del AMOR de DIOS TRINO Y UNO.

Acción que se hace realidad en la persona del paralítico, que representa a toda la humanidad, localizado en la casa de Simón, anticipo de la Iglesia fundada sobre la “Roca”, que es la Palabra de DIOS, que nos invita a tener la confianza y firmeza suficiente, para desfondar todos los techos y ataduras de las pretensiones humanas, y poder vencer las parálisis del egoísmo y de la indiferencia personales y colectivas, para adherirnos a la novedad que DIOS nos regala cada día, amando y sirviendo a nuestros semejantes.

La perícopa cierra con una invitación para los lectores de ayer, de hoy y de siempre, y es “el asombro de la gente, que le genera una acción de alabanza a DIOS, porque nunca había visto algo parecido” (Mc 2,12), lo que nos permite inferir la llegada del Tiempo de la Gracia que nos trae JESÚS, que nos enseña a ser solidarios y diligente en favor de los necesitados.

Señor JESÚS, ayúdanos a centrar nuestra mirada en Ti para poder quitar los techos que amenazan nuestra libertad y nuestra existencia, y curados de las parálisis del egoísmo y de la indiferencia podamos adherirnos con alegría, a la novedad que Tú nos regala cada día.

Amén

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