Madrid.-El mundo necesita un tratado que comprometa a todos «en la conservación de los recursos marinos de alta mar extremadamente vitales para el bienestar humano y planetario», advierte el representante especial de Chile en el Panel de Alto Nivel para una economía sostenible del océano, Waldemar Coutts.
«La creencia de que la salud humana y la política medioambiental pueden abordarse por separado constituye una peligrosa ilusión que la actual pandemia mundial está disipando de forma trágica», asegura Coutts.
Embajador de Chile en Noruega, Coutts considera que «ha llegado la hora de que los responsables políticos se den cuenta de que nuestra salud depende del océano, el clima y los miles de millones de organismos vivos con los que compartimos este maravilloso planeta».
Impactos contaminantes en el mar
Entre los impactos antropogénicos cita la sobrepesca, la contaminación por plásticos y sustancias químicas, el cambio climático y la acidificación y desoxigenación de las aguas.
En los últimos cien años, recuerda, «se ha extraído del mar el 90%» de los grandes peces y, «a día de hoy, una tercera parte de las poblaciones de peces están aún sobreexplotadas».
A su juicio, «algo que socava todos nuestros esfuerzos por abordar estas amenazas es el hecho de que, aunque el océano sea un único sistema mundial interconectado, estamos adoptando un enfoque fragmentado a la hora de gestionarlo y existen evidentes lagunas de gobernanza».
Un tratado es la clave
Por ello, «urge ampliar el marco jurídico establecido por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) para que refleje nuestra actual capacidad de alcanzar mayores distancias y profundidades, con el objetivo de explotar los recursos naturales del océano» ya que «solo el 1,5 % de la alta mar goza de protección», ha lamentado.
El proceso para lograr un nuevo tratado para la conservación de los recursos marinos de alta mar «está en curso» y «estábamos a punto de entrar en la recta final» cuando, debido a la crisis sanitaria mundial, «la cuarta y última sesión de negociación quedó aplazada».
«Los últimos meses demuestran cuán cambiante puede ser la brújula política mundial», ha indicado Coutts, quien asegura que «ahora se nos presenta una oportunidad sin precedentes de introducir transformaciones profundas para el que será el mundo pos-Covid-19» y por tanto, «debemos encarar el futuro con la naturaleza de nuestro lado».
En su opinión no dar prioridad a la biodiversidad y a la lucha contra el cambio climático en la respuesta colectiva a la Covid-19 «tendría graves repercusiones para nuestra propia supervivencia, siendo los países en desarrollo, los pequeños estados insulares y las mujeres y los niños los que se verían afectados en primer lugar y de forma más dramática».
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