Mirar el móvil más de 4 horas diarias y consultarlo casi 60 veces es ya la norma para millones de personas en todo el mundo. Aunque muchos lo justifican por motivos laborales, sociales o informativos, los especialistas coinciden en que se trata, cada vez más, de una adicción en expansión, informa DW en Español.

En Estados Unidos, por ejemplo, un 57 % de los encuestados en un reciente estudio reconocieron ser adictos a sus teléfonos inteligentes. Y los datos no son muy distintos en otras partes del mundo.

Impacto en la salud mental y física

Según Zaheer Hussain, científico social de la Universidad de Nottingham Trent, el uso problemático del móvil está vinculado con síntomas como ansiedad y depresión. Pero los efectos no se quedan en el plano psicológico. 

También se relaciona con trastornos del sueño, fatiga visual, dolor cervical, inactividad física e incluso deterioro de la memoria, especialmente en adolescentes.

Estas consecuencias hacen que la adicción al smartphone se equipare con otras adicciones conductuales, como al juego o a los videojuegos, en las que no existe una sustancia adictiva, pero sí una fuerte dependencia.

¿Por qué es tan difícil dejar el teléfono?

Las aplicaciones están diseñadas para captar y retener nuestra atención mediante técnicas de ludificación: notificaciones constantes, recompensas visuales y dinámicas similares a las de un videojuego. Así, dejar el teléfono puede resultar tan complejo como dejar de fumar.

No obstante, según los expertos, muchas personas ya empiezan a hartarse de su relación con el móvil. El problema: salir de esa dinámica no es fácil y requiere un enfoque personalizado.

Estrategias para romper el ciclo

Científicos y psicólogos coinciden en que la mejor forma de combatir esta adicción es usar múltiples métodos al mismo tiempo. Algunos de los más recomendados incluyen:

  • Dejar el móvil fuera del dormitorio por la noche.
  • Silenciar notificaciones o activar el modo “no molestar”.
  • Configurar la pantalla en blanco y negro.
  • Usar aplicaciones como Space, Forest o Flipd que limitan el tiempo de uso.
  • Reemplazar el uso del móvil por actividades físicas al aire libre.

Un estudio clínico desarrollado por la Universidad de Toronto implementó una intervención basada en “empujoncitos” (nudge-based), con estrategias para hacer el uso del smartphone menos placentero y más difícil de acceder. Los resultados fueron positivos a corto plazo.

El camino hacia una vida más equilibrada

Aunque muchas estrategias ayudan, aún falta información sobre qué métodos son efectivos a largo plazo. Lo que sí está claro, según expertos como Hussain, es que pasar más tiempo en la naturaleza, interactuar cara a cara y disminuir el uso compulsivo del teléfono tiene enormes beneficios para la salud mental.

Cuando el uso del teléfono interfiere con las relaciones personales o el bienestar emocional, los especialistas recomiendan buscar ayuda profesional. Terapias como la cognitivo-conductual (TCC) ofrecen herramientas eficaces para romper con los patrones de comportamiento compulsivo.

Finalmente, en un mundo hiperconectado, el mayor acto de rebeldía puede ser simplemente mirar menos la pantalla.

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