“En aquel tiempo, Jesús pasaba por unos campos de trigo, y era un día sábado. Sus discípulos, que tenían hambre, comenzaron a desgranar espigas y a comerse el grano.  Al advertirlo unos fariseos, dijeron a Jesús: «Tus discípulos están haciendo lo que está prohibido hacer en día sábado.» Jesús les contestó: «¿No han leído ustedes lo que hizo David un día que tenía hambre, él y su gente? Pues entró en la casa de Dios y comieron el pan ofrecido a Dios, que les estaba prohibido tanto a él como a sus compañeros, pues estaba reservado a los sacerdotes. ¿No han leído en la Ley que los sacerdotes en el Templo no observan el descanso, y no hay culpa en eso? Yo se lo digo: ustedes tienen aquí algo más que el Templo. Y si ustedes entendieran estas palabras: Quiero misericordia, no sacrificios, ustedes no condenarían a quienes están sin culpa. Además, el Hijo del Hombre es Señor del sábado.»

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela.

La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Lorenzo de Brindis. Nació en el año 1559. Fue un fraile capuchino que enseñó teología a sus hermanos. Predicador elocuente e infatigable. Recorrió toda Europa y escribió varias obras de carácter apologético. Murió en Lisboa en el año 1619, por lo que puede decirse que este importante predicador nació en el siglo XVI, tiempo de grandes pruebas y murió en el siglo XVII, tiempos de enderezar el camino.

En la liturgia del día meditamos los textos: Ex 11,10-12,14; Sal 115 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 12, del verso 1 al verso 8. En el que se narra los reclamos que los fariseos le hacen a JESÚS, por permitir que sus discípulos arranquen espigas de trigo en un campo durante el desarrollo del día sábado, ya que ese día no se podía realizar ningún trabajo. Lo que los fariseos critican no es que estén robando lo ajeno o que coman, sino que hagan un trabajo que equivale a segar un campo, lo que estaba prohibido hacer en el día del Señor.

JESÚS, responde al estilo rabínico, citando episodios bíblicos del pasado para demostrar Su Autoridad sobre la legislación sabática. Para Él el hambre de los discípulos está por encima de la observancia del precepto del sábado. JESÚS es el Señor del sábado y enseña que a DIOS le agrada más los gestos de misericordia hacia los semejantes, que el ritualismo exacerbado y vacío que es más apariencia que acto de acción de gracia.

El Maestro concluye con esta advertencia a los fariseos: “Si ustedes entendieran lo que significa: ‘Misericordia quiero y no sacrificios’, no condenarían a este Pueblo inocente” (Mt 12,7). Por lo que puede decirse que, al asumir el cuidado de la vida como tarea prioritaria, JESÚS se proclama Señor del sábado, y de este modo, afirma Su Autoridad en suprimir las observancias legales, promoviendo la liberación de las personas y la primacía del AMOR y de la Vida. Entendiéndose así que el Templo y las observancias legales están superados por JESÚS, que es la Plenitud del AMOR.

Al confrontarnos con el texto y ver la absoluta libertad de actuar de JESÚS, delante de la Ley que oprime la vida, y al recordar que, en los Evangelios son innumerable los relatos de acciones de JESÚS en rechazo a las antiguas tradiciones de Israel, así como sus críticas a los jefes religiosos. Nos genera una gran pregunta ¿Por qué el Evangelio insiste en esos conflictos? Tal vez sea porque las obligaciones religiosas de los judíos eran muy pesadas en tiempos de JESÚS y no ayudaban a los creyentes a que descubrieran a DIOS. Pudiera ser también, y con más probabilidad, que los cristianos se habían hecho rápidamente otras leyes a las que otorgaban una importancia exagerada. Situación que ha llegado hasta nuestros días, en el que muchos cristianos esgrimimos grandes conocimientos litúrgicos y que, por la manera de expresarnos, lamentablemente, en vez de sumar, restamos.

Eso hace que, JESÚS se empeñe en la liberación de la humanidad, actuando con libertad en relación a la Ley, usada como pretexto por grupos dominantes para imponer sus intereses, más que para exigir un verdadero culto a DIOS. Por eso es que, el Maestro llama a sus discípulos de todos los tiempos, a dejar el legalismo y el ritualismo y más bien que seamos dóciles a la voluntad de Dios, en el ejercicio de la Misericordia que consolida el AMOR, fortalece los lazos de fraternidad, y genera la Paz, promoviendo la vida al socorrer a los necesitados y a los que sufren.

Señor JESÚS, danos Tu Gracia, para que nuestra experiencia de fe se manifieste no tanto en la observancia exterior de normas religiosas y de ritualismos vacíos, sino en el sentir y en el de ocuparnos de los problemas de nuestros hermanos.

Amén

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