Un estudio del Hospital Clínic de Barcelona-IDIBAPS demuestra los beneficios de tratar niños de hasta 13 años con problemas de salud mental a través de terapias asistidas con canes.
“El 75% de las crisis emocionales tuvieron lugar los días de terapia sin perros”, explica Elías Guillén, investigador principal y enfermero especialista en salud mental en el Clínic.
El estudio se ha realizado con 23 menores del Hospital de Día y la terapia, que ha servido como tratamiento complementario, ha sido desempeñada por profesionales del Centro de Terapias Asistidas con Perros (CTAC).
La doctora Astrid Morer, investigadora del estudio y jefa de sección de hospitalización del servicio de psiquiatría infantil y juvenil, explica que las sesiones con los animales se llevan a cabo una vez por semana y facilitan la colaboración de los niños: “Es increíble como afrontan situaciones con el perro, como una analítica, que sin él no harían”, y lo atribuye al vínculo afectuoso animal-paciente.
El proyecto, realizado con la colaboración de Purina y Fundación “La Caixa”, ha tenido como pacientes de estudio a menores de 13 años que presentaban trastornos del espectro autista, trastornos de conducta o ansiedad.
Los perros han demostrado facilitar el tratamiento a nivel cuantitativo; hay menos crisis de descontrol emocional y menos faltas de asistencia, pero también a nivel cualitativo; cuando los animales están presentes, el trabajo de los profesionales se ve favorecido y los niños y niñas mejoran su autocontrol y funcionamiento social.
El investigador Guillén añade que el día que vienen los perros hay un ambiente diferente, accedimos más fácilmente al niño”. El proyecto ha durado 2 años, exceptuando los meses de pandemia, y las sesiones con los canes se hacían semanalmente con una durada de 45 minutos por paciente.
El proceso de selección y adiestramiento de los perros funciona a cargo de CTAC, donde los canes pasan un examen para convertirse en perros de intervenciones asistidas con animales.
“Nos aportan unos beneficios preventivos inestimables”, afirma Eva Domènech, profesional del centro. “Estos beneficios”, añaden, “se intentan convertir en objetivos educativos o terapéuticos concretos”. A su lado se encuentran Nina y Mel, dos perras Golden Retriever que pronto empiezan su proceso de jubilación. Es el propio personal CTAC quien se hace cargo de los animales una vez acaban sus años de trabajo, que suele ser cuando los perros llegan a los 8 años de edad.
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