El director global de Nutrición y Desarrollo Infantil de Unicef, Víctor Aguayo, instó a Ecuador a que asegure una buena alimentación a niños y niñas durante “los mil primeros días de su infancia” para prevenir la desnutrición, ya que, según explicó, es cuando “sus cerebros y cuerpos deberían crecer a un ritmo prácticamente exponencial”.
“Lo que no ocurre en esos primeros años de vida ya no puede ocurrir. De ahí la importancia de intervenir muy pronto en prevenir la desnutrición crónica infantil”, aseveró Aguayo en una entrevista, en Quito, durante su visita al país para evaluar la malnutrición entre los menores ecuatorianos.
Según apuntó Aguayo, la región latinoamericana es la que más ha avanzado en la erradicación de la mala alimentación. Sin embargo, el experto recordó que en Ecuador en torno al 20 % de los niños y niñas tienen una mala salud alimentaria, una situación por la que se mostró preocupado.
En cuanto a las causas de la desnutrición crónica infantil, el especialista en materia de nutrición señaló que estos infantes “nacen de mujeres que ellas mismas fueron víctimas de desnutrición crónica en su infancia”, lo que evidencia la reproducción de la pobreza a lo largo de las generaciones.
Aguayo señaló además que uno de cada cinco menores de 2 años padece de mala salud alimentaria en Ecuador porque a menudo no reciben la lactancia materna durante los primeros seis meses, ni el aporte de nutrientes esenciales a partir del sexto mes.
La desnutrición en el medio rural
Con la finalidad de analizar la situación del país en materia de desnutrición, el director de Nutrición y Desarrollo Infantil de Unicef mantuvo reuniones con diferentes organismos del Gobierno de Ecuador, como el Ministerio de Salud o la Secretaría Técnica Ecuador Crece sin Desnutrición Infantil, entre otros.
El especialista aseveró que presenció “políticas y programas que dan pistas de que se puede avanzar en la dirección que conviene al país”, aunque apuntó que “queda trabajo por hacer”.
En este sentido, Aguayo manifestó que no es suficiente con “diseñar políticas y programas buenos” sino que, según explicó, se necesita asegurar que lleguen “al medio rural, a las comunidades indígenas y a los niños y familias más desfavorecidas”, que son los sectores de la población más expuestos a esta problemática, donde tres de cada diez infantes viven esta realidad.
Y subrayó que el Gobierno debe garantizar la “sostenibilidad” de sus proyectos y fortalecer su trabajo en tres ejes fundamentales: prevención, priorización de las comunidades más vulnerables y apuesta por un enfoque multisectorial.
Los servicios de salud de proximidad
El experto en temas de nutrición compartió que la mirada multisectorial tiene que ver no solo con mejorar la alimentación de los niños y niñas, sino que también con “asegurar el acceso a los servicios de nutrición y salud, que el agua y el saneamiento estén disponibles y que haya servicios de protección social para las mujeres y niños más vulnerables”.
“Si todo esto está en su sitio, la desnutrición crónica no es ni una posibilidad”, sentenció.
Aguayo también recordó la importancia de que la ciudadanía esté bien informada sobre cómo seguir una dieta nutritiva, para lo que consideró claves los servicios de salud de proximidad y la figura de los agentes de vigilancia epidemiológica, quienes “son el vínculo entre los servicios de salud y la comunidad, y que aportan a las familias la información que necesitan en el momento más preciso”, aseguró.
Por último, afirmó que los estados no tienen que ver las políticas y servicios para la prevención como un costo, sino como una inversión.
“Prevenir la desnutrición crónica es invertir no solamente en el futuro social, sino también en el futuro económico, en la capacidad de producción, de innovación y de participación”, concluyó Aguayo.
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