Barcelona (España).- El escritor norteamericano John Verdon, que acaba de publicar en español la novela «El ángel negro», nueva entrega del exdetective Dave Gurney, confía en que «el interés perenne en los relatos y las historias del bien contra el mal sobrevivirán a la pandemia» de la COVID-19.

Admite Verdon que, en el contexto actual de la pandemia, con tantos fallecidos, puede haber cierta insensibilidad hacia la muerte, pero prefiere distinguir «una diferencia emocional significativa entre las muertes resultantes de una enfermedad y una que se inflige con saña para el beneficio personal de alguien», según explica en una entrevista con Efe.

En su opinión, el tema de la serie de Gurney no es tanto la muerte de las víctimas, sino «las viles intrigas que las provocan».

En «El ángel negro» (editorial Roca), el millonario Angus Russell aparece muerto en su mansión con la garganta seccionada, y las huellas y el ADN encontrados en el lugar señalan como culpable a Billy Tate, un bicho raro del pueblo relacionado con temas de brujería y con rencor hacia la víctima; pero resulta que, tras caer desde un tejado, Tate fue declarado muerto el día anterior al asesinato.

Cuando la policía revisa la morgue descubre que el cadáver ha desaparecido y, a partir de ahí, se desata un circo mediático que habla del «zombi asesino».

«El ángel negro», como todos los libros de Gurney, trata sobre «los terribles efectos del egoísmo extremo», que siempre conduce «al sufrimiento y la muerte»; y confiesa Verdon su fascinación por «los crímenes que no son lo que parecen».

En este caso es un asesinato que, según la evidencia forense, fue cometido por un hombre que ya estaba muerto.

EL INVESTIGADOR ESCEPTICISMO

Han pasado diez años desde que Verdon debutó con su primera novela sobre Gurney, sin pensar que fuera una serie, pero ahora ya prepara la octava entrega, que espera haber terminado a final de año.

Lo que sí tiene claro es que no tiene intención de escribir novelas en las que no salga este mismo protagonista.

Tras el sangriento final de su último caso («Arderás en la tormenta»), Gurney vuelve a enseñar en la academia de policía, y en el inicio de «El ángel negro» enfatiza a sus estudiantes la importancia de mantener una actitud escéptica sobre los informes de testigos presenciales de crímenes, ya que nuestras mentes y sentidos se engañan fácilmente.

Gurney, un hombre de ciudad que se trasladó a un pueblo para complacer a su mujer, Madeleine, ha visto que sus investigaciones han ido en paralelo a la evolución de esa casa rural donde vive, que ha incorporado un gallinero, huerto, vivero y ahora un establo para alpacas.

Piensa Verdon que «la actitud de Dave Gurney ha cambiado gradualmente durante los siete libros de la serie: Al principio, se sintió atrapado y fuera de lugar en las montañas rurales. Madeleine y él tenían sentimientos diferentes, lo que les llevó a conflictos frecuentes».

Sin embargo, en los libros más recientes, se han vuelto más tolerantes con el punto de vista del otro.

PERSONAJES DE LA AMÉRICA PROFUNDA

La recién obra publicada aborda lo que gira alrededor de un caso extraño en la América profunda: «Muchas personas en las zonas rurales de Estados Unidos -comenta- no se identifican con el mundo que ven representado en las películas de Hollywood o la televisión, y cuando ven representados a personajes rurales o de la clase trabajadora, a menudo se sienten minimizados o ridiculizados».

Ese sentimiento entronca, señala Verdon, justamente con la experiencia vivida durante el mandato del presidente Trump hasta las últimas consecuencias en el asalto al Capitolio.

«Hay un sentimiento creciente de dos Américas, compuesto por las llamadas ‘élites liberales’, que residen en las costas y en las grandes ciudades, y los ‘verdaderos estadounidenses’, que pueblan el corazón del país».

A juicio del autor, «desafortunadamente, los políticos y los medios de comunicación han exacerbado esta división, con el resultado de que la mayoría de los estadounidenses ahora viven en medios y mundos políticos esencialmente separados que comparten poca información común y, en cambio, están llenos de animosidad racial, religiosa y cultural».

A esto se añade, apunta Verdon, «el hecho de que el conflicto atrae audiencias, la demonización del enemigo atrae audiencias, y todo esto puede ser muy rentable para las empresas mediáticas que lo perpetúan».

En la novela, otro factor se suma cuando un predicador alienta a sus feligreses a luchar contra Satán.

Sobre este punto, Verdon señala que «un aspecto particularmente angustioso de la división cultural de Estados Unidos es el vínculo malsano entre ciertos grupos cristianos evangélicos y políticos populistas de derecha», que da como resultado «un fervor religioso y pensamiento apocalíptico que llueve sobre un clima político ya tenso, y en el que demasiadas personas poseen demasiadas armas».

Verdon no cree que la victoria de Joe Biden en las pasadas elecciones presidenciales norteamericanas sea la panacea: «Sospecho que Trump y sus partidarios permanecerán en la escena política durante algún tiempo, y ‘la América de Trump’ estará con nosotros durante mucho tiempo».

Y concluye: «Trump no creó las divisiones en este país ni sus prejuicios y hostilidades, pero las exacerbó de manera que serán extremadamente difíciles de curar. Espero que la presidencia de Biden sea una época más cuerda».

 

Jose Oliva EFE

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