Puerto Ordaz.- “Hoy cuando el país se  debate en una de las crisis  más profundas vividas en la Historia de Venezuela, es necesario que el Movimiento Sindical se repiense,  reestructure y organice para dar la lucha desde otros escenarios, está obligado a reeditarse, sino morirá con lo que queda de país”, apuntó Víctor Moreno, presidente de Fetrabolívar

No podemos seguir insistiendo en pegar la cabeza contra la pared, creyendo que la lucha es reivindicativa por mejoras salariales, o por mejoras en la contratación colectiva, o perfección con lo que tiene que ver a higiene y seguridad en las fábricas.

Si no se han dado cuenta, las fábricas ya dejaron de cumplir el rol protagónico que se tenía en la 4ta. República. Cuando la producción era el elemento fundamental para presionar a los patronos, momentos en que se negaban a pagar; sin embargo, como Movimiento Sindical, logramos alcanzar miles de beneficios para nuestros trabajadores y su grupo familiar. Logros que nos tocó ver morir en manos de una dirigencia cómoda, irresponsable y corrupta que se preocupó por alcanzar bonos y prebendas personales para sí mismos, y dejó perder nuestras empresas. Hablo de la dirigencia sindical agazapada y que solo vegetó,  en las empresas del Estado durante estos 20 años.

En el pasado la dirigencia sindical de la cual con orgullo formé parte, nos tocó manejar la relación obrero-patronal, en aras de lograr beneficios laborales, sin desmejorar la productividad, nos sentábamos en una mesa de negociación a resolver los problemas de los trabajadores.  Además, se contaban con instancias como Inspectoría del Trabajo, Comisiones Tripartitas que funcionaban en aras de resolver los conflictos, no de aplastar con el poder, como hace ahora quién gobierna desde hace 20 años.

Hoy, por hoy, el gobierno, convirtió a la Inspectoría del Trabajo, en apéndices de ellos y las Comisiones Tripartitas, fueron eliminadas porque no  eran controlables por quienes gobiernan, conformada por una representación patronal, representación Laboral y del Estado, que servía de equilibrio, ese cargo lo ejercían los mismos representantes de las Tripartitas.

Ahora debemos detenernos, ante esta situación tan difícil como las que estamos viviendo, un país que vive y solo se sostiene de la industria petrolera, pero que, ya no producen ni siquiera para abastecer el consumo interno, menos para exportar como antes y colocar su producto en otros países. Esa colocación internacional permitía surtir al país, de otros rubros que no se producen y había que traerlos de afuera.

Hace 18 años, comenzó la debacle con el despido de 20 mil trabajadores preparados y competentes, se dejó de generar gasolina, líquido vital para mover la economía, en un país como el nuestro en donde más del 80%, de lo que se consume, se distribuye a través de carreteras, llegando a los límites de la desvergüenza, al tener que importar gasolina de otros continentes lejanos. No solo rompieron relaciones en lo interno, al apabullar al productor nacional, sino en  la región a la que pertenecemos como lo es América, ya algunos nos ven con lástima, otros con burla y hasta con rabia, como si fuéramos la peste misma, pero creo que este Gobierno inoculo el virus del comunismo en nuestra clase trabajadora y hoy como en Cuba, la gente le entregan por salario, una miseria que no llega ni a 2$, sin ir a trabajar.

No tememos  aquel salario digno que era la contraprestación del esfuerzo de nuestra productividad, nos quebraron la lanza y perdimos la condición de trabajadores, la cambiamos por una limosna.

Llegó la hora en que los trabajadores despertemos y demos un vuelco y redirijamos, nuestras luchas. Comencemos a actuar más allá de las fábricas, asumamos el papel de dirigente de nuestras propias conquistas.

Debemos liderar la reivindicación del bienestar de nuestras familias, en los sectores, urbanizaciones, barrios y caseríos donde habitamos, demos la lucha por nuestro país, y por condiciones dignas de vida.

Compañeros si nos detenemos, veremos qué los problemas de los sectores donde vivimos son graves, tenemos problemas de electricidad, transporte, deficiencia alimentaria,  salud, agua, recolección de la basura, llegó la hora de dignificar nuestra condición,  no podemos mantenernos al margen de esa realidad. Nuestra condición de trabajadores, no debe ser solo en las fábricas.

Volquemos la lucha de las fábricas, a las calles. No es posible que estemos en una cola, para echar gasolina, y nos pongamos al margen de protesta. Los trabajadores, deben arengar en las colas, como lo hacían en los portones, para que se nos respeten como parte de la sociedad civil, no debemos callar ante los atropellos de militares y cuerpos represivos del Estado; también por el derecho que tenemos a suministro de la gasolina, mucho menos verlo como una dádiva. Tampoco es justo las colas que se hacen en los bancos, para retirar nuestro propio dinero, no pueden someternos a condiciones inhumanas, haciendo filas, bajo un inclemente sol y hasta lluvias, para que sean ellos quienes decidan por nosotros, cuanto podemos retirar de nuestras propias cuentas y de nuestro propio dinero.

Pregúntate, realmente si se puede llamar salario esa dádiva que  no alcanzan ni siquiera para comprar  un kilo de sardina.

Los trabajadores, debemos reconocer con humildad que estamos en deuda con esta sociedad que en el pasado, nos exigió que nos incorporáramos, en las protestas y no lo hicimos y si lo hicimos fuimos muy pocos. Hoy no se puede pelear por lo que no tenemos, y al reconocer que no tenemos empresas, es pisar en suelo firme y que para tener empresas debemos de luchar en las calles al lado de nuestro pueblo.

Por último con mucha humildad, reconocer que la vanguardia de los trabajadores, pasó a estar en manos de los compañeros de la salud los compañeros del sector salud la están dando en contra del corona Virus, falta de implementos de bioseguridad para trabajadores de la salud, quienes a costa y riesgo de sus propias vidas,  las pésimas condiciones de nuestros centros de salud,  salarios humillantes.

Esa vanguardia, también está en los compañeros trabajadores de la educación, quienes valientemente vienen dando  una batalla por los salarios de miseria, reivindicaciones arrebatadas. Así como en contra de la ideologización, de nuestra hijos. Nuestros derechos no se negocian, se pelean.

Redacción SoyNP

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