Madrid.- La primera monografía completa sobre el artista muestra una serie de trabajos inéditos que, junto a sus creaciones más conocidas, configura un viaje al mundo interior del cotizado artista japonés.
Historias, anécdotas y fotografías personales se unen a las casi cuatrocientas ilustraciones que incluye esta edición (Phaidon), firmada por el comisario de arte y profesor Yeewan Koon, y que recorre su vida desde sus días como estudiante hasta convertirse en una de las figuras más destacadas de la pintura contemporánea japonesa y uno de los más cotizados en subastas.
«He empezado a experimentar diariamente que hay gente que quiere y cuida mi trabajo incluso más que yo mismo», confesó Yoshitomo Nara. La publicación de obras inéditas en esta edición es su manera de agradecer el apoyo a todas esas personas, un «público puro», para que así puedan «comprender» quién es «como ser humano» más allá de su «simple trabajo».
Formado académicamente en la Kunstakademie de Düsseldorf, el artista se dio a conocer en los primeros años de los 2000 dentro de una generación de creadores japoneses de vanguardia ligados al movimiento neopop Superflat, en el que también se sitúa Takashi Murakami.
Unos años antes del éxito global, Nara ya había comenzado a desarrollar sus trabajos más característicos. «The Girl with the Knife in Her Hand» (1991) marcó el inicio de una larga serie de icónicas y reconocibles pinturas de niñas con grandes cabezas y siniestra mirada que llega hasta hoy.
Una de las últimas incorporaciones a su ejército de retratos macrocéfalos es la de una adolescente con trencitas que sujeta la pancarta que hizo famosa a Greta Thunberg: «Skolstrejk för klimatet» (Huelga escolar por el clima).
«Cuando supe de Greta, sentí que siempre había intentado crear un retrato de una chica como ella, incluso antes de conocerla. De hecho, incluso antes de que ella naciera», contó Nara sobre el dibujo en el que no capta a Greta Thunberg, sino más bien «a toda la gente joven que es como ella en el mundo».
Su obra está llena de influencias culturales y sociales, como la de la joven activista por el cambio climático. Pero por encima de cualquier otra, se encuentra la ejercida por la música.
«La música es algo que siempre ha estado a mi lado en mi día a día», explicó Yoshitomo Nara. Y así lo corrobora el primer capítulo de su monografía, que lleva por título «Todo empezó con la música».
Nara siente su obra «como un diario». Por ello, tiene todo el sentido que también las artes que no practica profesionalmente la mencionada música, así como el cine y la literatura influyan en sus creaciones: «No es que sean necesarias para mi proceso creativo, sino más bien para lo que soy como persona antes que como artista», sentenció.
De hecho, la poesía es una disciplina que le gustaría añadir a su larga lista de trabajos, «independientemente de si están al nivel o no de ser llamadas ‘obras de arte'». Desde niño ha acompañado sus «garabatos», contó el artista: «A veces, añadiría pequeñas frases a los dibujos, y otras, solo escribiría un texto en forma de pequeñas historias o poemas».
Tras el terremoto y el posterior desastre nuclear de Fukushima, en la región norte de Japón, de la que es originario Nara, la conciencia social ha cobrado gran importancia en su práctica artística, más espiritual y política desde entonces.
«Tengo la esperanza de poder incorporar algo profundo a mi trabajo a partir de esto», dice el creador sobre el posible impacto de la pandemia de COVID-19 en su obra futura.
Conocer el lugar donde creció y «las pequeñas comunidades del norte de Japón» ha sido clave en la investigación de Yeewan Koon para construir la monografía sobre Yoshitomo Nara.
«Entendió de verdad cómo se llegó a formar mi sensibilidad artística», explica el protagonista de la obra sobre el largo trabajo de Yeewan Koon en la monografía, una obra que pretende trasladar al público de Yoshitomo Nara el conocimiento del «ser humano» más allá de su arte.
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