Personas compran alimentos en un puesto informal este miércoles, en Caracas (Venezuela). La cotidianidad en Venezuela prosiguió sin alteraciones con la continuación de las actividades educativas y laborales y el tránsito habitual de vehículos y de personas en las calles, un día después de la llegada del mayor portaaviones de Estados Unidos al Caribe, como parte de un despliegue militar que Caracas ve como una "amenaza". EFE/ Miguel Gutiérrez

El martes marcó la llegada del portaaviones más grande de Estados Unidos, el USS Gerald R. Ford, y su numeroso grupo de ataque al Caribe, un despliegue que el gobierno venezolano califica como una «amenaza» para la región. Sin embargo, la cotidianidad en Venezuela transcurrió este miércoles con un semblante de normalidad: las actividades educativas continuaron, las calles permanecieron transitadas y el comercio siguió su ritmo habitual.

La inflación y los costos de la vida son hoy las principales preocupaciones de los venezolanos, especialmente en un contexto donde se acercan las festividades navideñas.

La decoración ya adorna espacios comerciales, mientras la población intenta rendir su presupuesto limitado en medio de un entorno económico adverso.

Dora García, pensionada de 69 años, expresó a EFE que aunque observa una normalidad aparente, la situación económica es crítica para muchos, con una pensión que apenas cubre gastos mínimos como el transporte público.

Otro testimonio, el de Evelyn Rojas, contadora de 39 años, reflejó cómo las oportunidades económicas en el país siguen siendo insuficientes para mantener un nivel de vida digno, aunque prefirió no enfocarse en la incertidumbre política ligada al despliegue estadounidense.

Eventos religiosos

En el ámbito cultural, la decimosexta Feria del Libro de Caracas continuó atrayendo visitantes hasta el 17 de noviembre en la Galería de Arte Nacional, mientras en Maracaibo se desarrollan eventos religiosos y festivos en honor a la Virgen de Chiquinquirá, reflejo de la vitalidad de comunidades que buscan mantener su esencia y tradiciones.

Simultáneamente, el gobierno movilizó a 200,000 efectivos militares a nivel nacional para responder a lo que consideran «amenazas imperiales», desplegando medios aéreos, terrestres, navales y fluviales, al mismo tiempo que llama a la población a mantener la normalidad y garantizar el funcionamiento del país.

Este contraste entre la presión militar externa y la búsqueda interna de estabilidad define el momento complejo que atraviesa Venezuela en medio de un entorno regional tenso y festivo.

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