Roma, Italia.  El bienestar de los animales no solo mejora la producción pecuaria, sino que también contribuye a evitar que crezca la resistencia a los antibióticos que se les administra cuando caen enfermos, según los expertos.

“Tenemos que ser muy cuidadosos con el uso de antibióticos para combatir las bacterias. Creemos que su utilización puede reducirse en la producción animal”, señaló a Efe el director de Inocuidad alimentaria de la OMS, Kazuaki Miyagishima.

En ciertos países, la cantidad total de esos medicamentos usados en animales es cuatro veces mayor que en humanos, con la intención muchas veces de promover su crecimiento o prevenir enfermedades, pese a estar desaconsejado.

Las bacterias pueden transmitirse de los animales a las personas por contacto directo o a través de los alimentos y el ambiente.

Más de 400.000 personas fallecen cada año debido a las enfermedades transmitidas por los alimentos, en su mayoría por microbios o bacterias que, si se vuelven resistentes a los antibióticos, no se pueden tratar.

A falta de tratamientos médicos o veterinarios efectivos, los “superpatógenos” ya son responsables de unas 700.000 muertes anuales en el mundo, cifra que podría ascender a los diez millones en 2050, según diversos estudios.

Miyagishima criticó que se utilicen fármacos en gallinas, cerdos o cabezas de ganado que viven hacinados y estresados en espacios pequeños con el fin de evitar infecciones y aumentar la productividad.

PREVENIR MEJOR QUE CURAR

La clave pasa por mejorar el bienestar animal para Xavier Manteca, experto de la Universidad Autónoma de Barcelona (España), que en una charla en Roma insistió en que, si no se dan los cuidados necesarios, “a la larga pueden incrementarse los costes de producción”.

Las inflamaciones mamarias, el estrés por calor excesivo, la cojera por estar muchas horas en pie, la artritis y las enfermedades respiratorias son algunos de los problemas que afectan a la salud de los animales.

Para muchos de ellos se utilizan antimicrobianos como los antibióticos en lugar de prevenirlos, por ejemplo, reduciendo el estrés de los animales y mejorando su relación con las personas, según Manteca.

Piensos de calidad, instalaciones adecuadas, buen descanso, facilidad de movimientos y atención a las heridas y al dolor animal figuran entre los consejos que deben seguirse de la producción al transporte y el sacrificio.

En 2017, la Agencia Europea de Medicamentos y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) incluyeron la recomendación de mejorar la cría de animales y la gestión para la prevención y el control de enfermedades.

Recientemente la EFSA propuso una serie de medidas para evitar dolores, hambre o sed a las aves de corral cuando van a ser sacrificadas, problemas en su mayoría atribuidos a la falta de personal entrenado.

El consumo de antimicrobianos es mayor en animales que en personas en la Unión Europea, según esos organismos, que llaman a disminuir el uso innecesario de esas sustancias.

Incluso la industria de la sanidad animal acaba de comprometerse a invertir 10.000 millones de dólares (unos 9.050 millones de euros) para formar a veterinarios, desarrollar vacunas y analizar los riesgos de resistencia en cada nuevo antibiótico, entre otras medidas para reducir la necesidad de esos fármacos en animales para 2025.

MAYOR CONTROL E HIGIENE

Los países nórdicos presentan un bajo nivel en el uso de antimicrobianos y, por tanto, menor prevalencia de resistencia en comparación con otros.

Desde 1995, Noruega ha impuesto restricciones a la importación de animales, reducido su dependencia de los antibióticos controlando su prescripción y mejorado la bioseguridad de las granjas, explicó en un acto Synnøve Vatn, del Centro noruego de investigación de la carne y las aves de corral.

El representante de la Organización Mundial de Agricultores Gary Wertish aseguró que “ningún productor quiere maltratar a los animales porque eso tiene un coste”, y recordó que los antibióticos son necesarios para tratar enfermedades y no sufrir grandes pérdidas de ganado.

“Los productores tienen que están involucrados en las discusiones si de verdad queremos avanzar” y educar más sobre los riesgos de la resistencia a los antimicrobianos, recalcó.

Juan Lubroth, experto de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura, también instó a capacitar a los ganaderos para que evalúen sus prácticas y eviten que los antibióticos acaben en mares, ríos o suelos, como ocurre cuando se riegan cultivos con aguas contaminadas o se fertilizan con abono de animales que contienen restos de esas sustancias.

EFE

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