Teherán.- Irán se enfrenta a partir de hoy a una alianza de sus enemigos y vecinos regionales, auspiciada por Estados Unidos, que va a reforzar el asedio a la República Islámica en un momento delicado en el que el país tiene poca capacidad de reacción.

Líder del llamado Eje de Resistencia contra Israel, que agrupa a los movimientos libanés Hizbulá y palestino Hamás y a Siria, Irán ha calificado los acuerdos de Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Baréin con el Estado judío como «una traición» al pueblo palestino; pero la preocupación va más allá.

Se ha producido un cambio de tendencia: «Los gobiernos árabes de la región se orientan de la confrontación con Israel a la confrontación con Irán», apunta a Efe el catedrático de ciencias políticas de la Universidad Azad de Teherán, Mehdi Motaharnia.

UNIDOS FRENTE LA AMENAZA IRANÍ

El antagonismo entre Irán y los países del Golfo, especialmente Arabia Saudí, EAU y Baréin, se ha acentuado en los últimos años, lo que ha sido aprovechado por EE. UU. para que sus aliados árabes unan filas con Israel.

Aunque oficialmente el acuerdo para restablecer relaciones diplomáticas entre Israel y EAU y Baréin, que se firmará hoy en la Casa Blanca, no ha sido diseñado como una coalición anti-iraní, el Gobierno bareiní fue muy claro ayer sobre esa opción.

Su ministro del Interior, Rashid bin Abdalá al Jalifa, dijo que el pacto con Israel, anunciado el pasado día 11, crea «alianzas sólidas frente a peligros potenciales» como Irán, al que acusó de ser «una amenaza constante» para la seguridad del reino.

EAU, que alcanzó el acuerdo el 13 de agosto, trató sin embargo de quitar hierro al asunto: «El tratado de paz emiratí-israelí es una decisión soberana que no está dirigida a Irán», afirmó poco después del anuncio del pacto el viceministro de Exteriores Anwar Gargash.

El analista iraní Motaharnia no tiene duda. Estos acuerdos han dado la oportunidad a EE. UU. de crear «un tipo de OTAN árabe en la vía de unidad con Israel» y de fomentar «un asedio regional a Teherán».

EL GOLFO PÉRSICO, PUNTO DE DISPUTA

Las tensiones entre Irán y estas monarquías suníes del Golfo y EE. UU. escalaron el año pasado, cuando se registraron una serie de incidentes en el golfo Pérsico de los que se acusó a Teherán, que negó su implicación.

En mayo de 2019, cuatro petroleros, dos de ellos saudíes, fueron blanco de un sabotaje en el puerto emiratí de Fujairah. En septiembre de ese año, dos importantes instalaciones de la petrolera saudí Aramco sufrieron ataques con drones y misiles, reivindicados por los rebeldes hutíes del Yemen, que cuentan con el respaldado de Irán.

Además, la Guardia Revolucionaria iraní derribó el 20 de junio de 2019 un avión no tripulado estadounidense cerca del estrecho de Ormuz por supuestamente violar el espacio aéreo iraní.

Con Washington, la crisis llegó a su punto más álgido en enero de este año. Un bombardeo estadounidense acabó con la vida del poderoso general iraní Qasem Soleimaní y Teherán respondió con un ataque con misiles contra una base militar en Irak con presencia de tropas estadounidenses.

Esta inseguridad regional ha servido a EE. UU. e Israel para presentar «la amenaza de Irán en la región como un principio básico de la cooperación contra Teherán», según el catedrático iraní, quien culpa, no obstante, también a la República Islámica de fomentar esa hostilidad.

LAS CONSECUENCIAS DE LA RETÓRICA Y LAS POLÍTICAS DE IRÁN

Han sido cuatro décadas, desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, de lemas de «Muerte a EE. UU.» y «Muerte a Israel», a los que desde hace años también se ha sumado el de «Muerte a Al Saud», en alusión a la monarquía saudí.

En opinión de Motaharnia, la orientación de la política exterior de Irán hacia exportar la Revolución Islámica y su ideología de negación de ciertos países de la región está trayendo ahora «consecuencias».

La retórica fuerte ha continuado al conocerse los recientes acuerdos. El líder supremo de Irán, Alí Jameneí, denunció que EAU «traicionó al mundo islámico» y que sus gobernantes «abrieron la puerta a la región a los sionistas e ignoraron la cuestión de Palestina».

Por su parte, el Ministerio de Exteriores advirtió a Baréin de que ahora es «cómplice de los crímenes» contra los palestinos y el mundo musulmán y «responsable de cualquier acto del régimen sionista que cree inseguridad en la región del golfo Pérsico».

La Guardia Revolucionaria auguró primero «un futuro peligroso» a EE. UU., Israel y EAU y, después, «una venganza» del mundo islámico contra Baréin.

«(Los acuerdos) revelarán las capacidades ocultas y latentes de la resistencia antisionista para repeler el tumor canceroso de Israel de la geografía del mundo islámico», apostilló el cuerpo militar de élite iraní.

¿QUÉ OPCIONES TIENE IRÁN?

Pocas, al margen de sus amenazas grandilocuentes. Irán ha tratado de transmitir que el denominado Acuerdo de Abraham va reforzar el citado Eje de Resistencia contra Israel, pero su capacidad actual para respaldar a los distintos grupos que lo forman es reducida.

La República Islámica está sumida en una grave crisis económica debido a las sanciones impuestas por EE. UU. desde 2018, y el asesinato de Soleimaní, el gran estratega de las operaciones de la Guardia Revolucionaria en el extranjero, supuso un gran varapalo.

El catedrático de ciencias políticas de la Universidad Azad de Teherán señala que la opción de confrontación con los países regionales «requiere una economía dinámica y cooperaciones revolucionarias con los distintos grupos» y esto a su juicio es «muy difícil» en esta época de sanciones.

Otra posibilidad es que intente solventar las disputas que tiene con los países árabes para fomentar la cooperación y evitar el aislamiento, pero, según Motaharnia, lo más probable es que por el momento opte por «la cautela» para prevenir los peligros.

 

Marina Villén  EFE

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