En una mañana cargada de incertidumbre y conmoción en Venezuela, Adriana Alejandra Rengifo, una mujer de 44 años en plena batalla contra el cáncer, ha encontrado una poderosa forma de transformar su dolor en un acto de valentía y esperanza.

Este martes 30 de julio, mientras el país se encontraba en una ola de protestas y descontento por los resultados de las elecciones presidenciales, Adriana se enfrentaba a la cuarta sesión de su quimioterapia. En medio del dolor y el agotamiento, encontró fuerza en un acto simbólico de resistencia: las expresiones de apoyo a Edmundo González Urrutia y a María Corina Machado, en Puerto Ordaz. «Casualmente, mi cuarta quimio del proceso que estoy viviendo era el día de hoy y la estoy haciendo gracias a Dios, en libertad», relata con una mezcla de fortaleza y ternura.

Su quimioterapia, un «veneno que sana», como ella misma la describe, simboliza una forma de liberación, no solo personal sino también nacional.

Adriana ha estado luchando contra el cáncer desde el 4 de abril. Lo que para muchos podría ser una sentencia de muerte, para ella se ha transformado en un sinónimo de esperanza y sanación. «El cáncer es una palabra que tiene sinónimo de muerte, pero para mí tiene significado de libertad, de sanación, de esperanza», afirma con una convicción que resuena profundamente.

Adriana Rengifo
Adriana Rengifo marchó este martes en defensa de su voto. Foto: Nueva Prensa

Mensaje de paz y unidad

En medio de su lucha personal, Adriana Rengifo no ha perdido de vista la situación política en Venezuela. Su mensaje es claro y emocional: un llamado a la paz y a la unidad. «Quiero pedir lo que me ha acompañado toda la vida, la misericordia de Dios, para todos aquellos que alzan las armas contra el pueblo», dice, apelando a una reconciliación que trasciende las divisiones políticas. «Somos hermanos, ese color nos pertenece a todos, el color de la naturaleza, es el color de la esperanza, es el color verde», haciendo referencia a la Guardia Nacional Bolivariana.

La crisis en Venezuela ha alcanzado un nuevo nivel de intensidad tras las recientes elecciones presidenciales. Las protestas en respuesta a los resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE), que han dado la victoria al presidente Nicolás Maduro, han desencadenado una serie de enfrentamientos y actos de represión. Al menos 11 personas han perdido la vida en las manifestaciones, según informes de organizaciones no gubernamentales como Foro Penal y Provea.

Rengifo, quien actualmente reside en Medellín, Colombia, después de haber emigrado de Venezuela hace 12 años, también reflexiona sobre su experiencia personal en el exilio. «Me fui hace 12 años de Venezuela a una patria prestada y no quiero volver más a ella, quiero regresar a la mía, a la que me pertenece». Su historia es un testimonio del dolor y la resiliencia de muchos venezolanos que buscan un futuro mejor fuera de sus fronteras.

Agradecida por el apoyo que ha recibido en el extranjero, Adriana valora profundamente la solidaridad de sus vecinos colombianos y brasileros. «Tuve la oportunidad de tener un trabajo en el que me abrazaron los hermanos brasileros y los hermanos colombianos, de la mejor manera del mundo. Jamás sufrí xenofobia», dice, resaltando la importancia de la empatía en tiempos de crisis.

Foto: Ricardo Rodríguez

La esperanza de la manifestación

A pesar de su delicado estado de salud, Adriana ha hecho un esfuerzo significativo para participar en la defensa de sus derechos, ejerció su derecho al voto el domingo y salió este martes a las calles de Guayana, aun con el sol inclemente que abraza a sus ciudadanos. «Voté el domingo, logré hacerlo», menciona con orgullo.

«Vine por mi situación de salud y me tocó vivir este proceso, sin saber María Corina, la líder de la Unidad, y el señor, nuestro presidente, Edmundo González, que me han sanado el alma viéndolos en vivo, han hecho que mi proceso sea más corto, para que hoy tengamos esto, la libertad».

Su compromiso con la democracia y la justicia es palpable en su relato. Aun enfrentando limitaciones físicas, hizo un llamado a la Fuerza Armada Nacional para ejercer el derecho a observar el conteo de las urnas, un derecho estipulado en la constitución venezolana.

«Estuve en cuatro centros, donde les pedía de rodillas a la Fuerza Armada Nacional, el derecho adquirido que tenemos como venezolanos de entrar a ver el conteo de las urnas, porque es un derecho estipulado en nuestra constitución», resaltó.

«Soy oro, hierro y mujer»

Rengifo concluye su intervención con una reflexión emotiva sobre su amor por Venezuela y la realidad que enfrenta. «Amo esta tierra que me recibió en el año 86, yo soy tierra, oro, hierro y mujer. Soy de Pariaguán, estado Anzoátegui, pero también soy guayanesa», expresa con una profunda conexión a su identidad nacional.

«La Venezuela que deseo es esta, la que estoy sintiendo en este momento, como esta entrevista, donde estoy sintiendo una libertad, una paz. Aquel venezolano que te abrazaba, aquel venezolano bueno, que nunca te faltaba.  Hoy falta todo en nuestras casas, faltan nuestros familiares, nuestros alimentos y hoy, con esta entrevista, felicito a los periodistas, esto es lo que tiene Guayana, talento, la gente de aquí es de campeonato», expresó Adriana con absoluta emoción.

En una Venezuela que se tambalea entre la esperanza y la desesperanza, el testimonio de Adriana Rengifo es un faro de luz y valentía. Su historia no solo ilustra la lucha personal de una mujer valiente, sino también el anhelo de un país entero por la libertad y la justicia. Su mensaje resuena como un llamado a la unidad y a la paz, en tiempos en los que estas cualidades son más necesarias que nunca.

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