Ciudad Guayana.- El olor putrefacto invade el ambiente y da la bienvenida a los visitantes, quienes deben sortear dónde pisar para no ensuciarse; la comunidad, por otro lado, se ha resignado a que las autoridades no escuchen su clamor.

Los habitantes denuncian que tienen 8 años con las aguas residuales desbordadas, ocasionando múltiples enfermedades que son recurrentes en la población de la UD-150, ubicada en San Félix, como: diarrea, dengue, paludismo y hepatitis A.

 

“Esa cloaca tiene 8 años desbordada. Se nos filtra esa agua sucia por las paredes y daña la estructura de la casa. Yo sufro de asma y debo respirar eso diariamente”, dijo Rosa Jiménez, ama de casa, de 50 años.

A los lados de la carretera corren las aguas residuales, se divisa el moho con facilidad que se ha formado por el tiempo que tiene el rancio líquido inundando los canales de desagüe. Según el estudiante universitario, Dionny Rodríguez, de 30 años, “345 familias son afectadas directamente y 600 indirectamente. Hemos hablado con el Alcalde, quien vino en junio, pero aún no nos han resuelto el problema y son 8 años ya padeciendo de esto”.

Las aguas residuales recorren las calles San José, Libertador, Principal, Esequiba, 10 de abril, Venezuela y 23 de enero. “Tenemos seis bocas de visita rebasadas. Hay muchos casos de dengue y hepatitis A en la comunidad”, reafirmó el vocero de la comunidad.

Fallas en alumbrado público, gas y agua potable

“Tenemos 375 postes en la comunidad y si funcionan 20 es mucho”, dijo Trillo Magdaleno, de 52 años, habitante de Los Arenales.

Mientras que la ama de casa, de 39 años, Lisbeth Calzadilla, manifestó que tienen 10 calles a oscuras, “una sola es la que tiene alumbrado. Hemos ido a Corpoelec, pero nos dicen que no tienen los bombillos para reemplazar los que están quemados”, señaló Calzadilla.

“El gas es deficiente, quieren enviar el camión cada 30 días, y somos más de 700 familias que lo necesitamos”, sostuvo Calzadilla.

Los habitantes también señalaron que pueden pasar de 48 a 72 horas sin el servicio de agua potable. “Nosotros nos vamos a bañar al río Caroní, pero eso queda como a 300 metros, cuando venimos de regreso ya estamos sudados”, destacó Magdaleno.

La comunidad sigue esperando por la atención de las autoridades para que solucionen los problemas que le aquejan.

Jennifer Salcedo Malavé / [email protected]

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