La tumba del Papa Francisco será realizada en mármol de Liguria (Italia), con la única inscripción “FRANCISCUS” y la reproducción de su cruz pectoral, según el proyecto de diseño divulgado por el Vaticano.

El enterramiento estará ubicado en el nicho de la nave lateral, entre la Capilla Paulina (Capilla de la Virgen Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la Basílica de Santa María la Mayor. Además, estará situada cerca del Altar de San Francisco.

Las obras para recibir el féretro del Papa Francisco comenzaron hace unos días para cumplir el deseo del Pontífice de ser sepultado de forma sencilla en esta iglesia dedicada a la Virgen María.

Dejó en su autobiografía el lugar de su sepultura

En el libro Esperanza, su autobiografía publicada a mediados de enero, el Papa Francisco dejó claro que cuando falleciera el lugar de su sepultura debía ser la Basílica Santa María la Mayor.

“El Vaticano es la casa de mi último servicio, no la de la eternidad. Estaré en la habitación en la que ahora custodian los candelabros, cerca de esa Reina de la Paz a la que he pedido ayuda siempre y por la que me he hecho abrazar durante mi pontificado más de cien veces”, aseguró.

De hecho, en el lateral izquierdo del templo ya se ven los tablones de madera donde se ubicará la tumba. “Pensaba que lo iban a enterrar dentro de la cripta de la basílica, pero es aquí”, dice Valentina, una de las fieles que ha visitado la iglesia.

Es romana y señala que, con este gesto, el Papa Francisco ha querido sellar su relación con la Ciudad Eterna de la que era su obispo.

A su lado, su marido Francesco afirma que durante la Misa en la que participaron hace pocos minutos escucharon “los ruidos de los obreros que están trabajando”.

“El Papa quería que lo enterrasen a ras de suelo y sin ornamentación, es otro ejemplo más de la humildad que ha demostrado a lo largo de los 12 años de pontificado”, asegura.

Ana es española, había venido con sus hijas para participar este fin de semana en el Jubileo de los adolescentes.

“El motivo principal era ir a la canonización del joven (beato Carlo Acutis) veníamos con mucha ilusión y así lo vamos a seguir viviendo, pero nos hemos encontrado con un funeral”, señala con los ojos empañados de emoción.

Ella y su familia van a participar en el rosario que, como cada noche, se rezará por el Papa Francisco a las 21.00 (hora local) en las afueras de la basílica. La oración será recitada hasta el día del funeral del Pontífice.

De hecho, una copia del icono de la Salus Populi Romani, patrona de la Ciudad Eterna, se exhibe estos días en el exterior de la basílica para permitir la devoción de los fieles.

Antonieta, que asegura tener la misma edad del Papa Francisco, 88 años, también quiere rezar por el Pontífice ante la imagen de su devoción mariana predilecta.

De hecho, el Santo Padre encomendaba todos sus viajes apostólicos a esta advocación cada vez que entraba o salía del Vaticano.

A ella le confiaba sus preocupaciones, pero también sus dolores físicos. Las cuatro veces que ha estado ingresado en el hospital Policlínico Gemelli de Roma quiso ofrecer su sufrimiento a la Virgen. También en otros momentos delicados, como fue la pandemia.

“Tenía una gran devoción a esta iglesia y no ha sido raro verlo rezar ante su icono. Yo me he dejado contagiar y ahora, aunque vivo cerca del Vaticano y antes iba a San Pedro suelo venir a Misa aquí”, señala Antonieta.

Para esta octogenaria, los tres kilómetros que separan la basílica vaticana de Santa María la Mayor no son un problema. Ese mismo camino recorrerá el cortejo que acompañará al féretro del Pontífice, después del funeral del sábado 26 de abril.

Pero además de acoger el ícono bizantino Salus Populi Romani, pocos saben, por ejemplo, que el español San Ignacio de Loyola eligió Santa María la Mayor para celebrar su primera Misa como sacerdote. Después fundó la Compañía de Jesús, para la que fue muy importante esta basílica. Durante la reforma protestante el cuadro mariano se convirtió en un símbolo de identidad que dejaba claro la adhesión al Papa.

Otro dato interesante es que el Cardenal Francisco de Toledo, el primer jesuita en ser elevado a esta dignidad, dejó en su testamento toda su herencia a la basílica.

En la Basílica Santa María la Mayor también están sepultados los restos del arquitecto y escultor Gian Lorenzo Bernini, uno de los mayores representantes del arte barroco, y la hermana del emperador francés, Napoleón Bonaparte, Paulina, que desde el sábado compartirán lugar de descanso eterno con el Papa Francisco.Agencia ACI-prensa

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