La Habana.- El ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, afirmó este jueves que Felipe VI dijo «todo lo que tenía que decir» en el discurso ante el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y que su defensa de la democracia y los derechos humanos la planteó de forma «cortés y cooperativa».

Borrell hizo balance de la visita de Estado de los reyes Felipe y Letizia a Cuba, la primera de carácter bilateral de un monarca español a la isla, en una conversación con periodistas, en la que expresó su satisfacción por el mensaje que trasladó el jefe del Estado ante Díaz-Canel.

Según Borrell, lo que Felipe VI expresó fue que a España «le ha funcionado bien» la democracia y el sistema de libre empresa y que este modelo es la base de los derechos humanos.

«Lo dijo de manera cortés y cooperativa y como se dijo, fue un hito en lo que se puede esperar de una visita real de España a Cuba», valoró el ministro.

Borrell remarcó que para tratarse de una visita de máximo nivel, en la que «no se discuten los temas que permiten en su caso llegar a acuerdos, marcó un punto que algunos pensaban que no se iba a producir y otros lo reclamaban», en alusión a las críticas que el viaje generó en la oposición española por interpretarlo como un respaldo al régimen cubano.

Insistió en que las palabras del monarca «reflejan una voluntad de acompañamiento y un rechazo absoluto a las interferencias exteriores».

El mensaje de don Felipe tuvo lugar en la cena de este miércoles en La Habana en presencia de Díaz-Canel, ante quien Felipe VI defendió que el propio pueblo cubano es el que debe decidir sobre su futuro porque «los cambios en un país no pueden ser impuestos».

El jefe de la diplomacia española sugirió que el mandatario cubano estaba al tanto de lo que el rey iba a decir – «hablamos antes de estos temas, estábamos en la misma longitud de onda» – al ser consciente de que España y Cuba tienen sistemas políticos diferentes.

Apuntó que la presencia de los reyes en la isla es fruto de «largas discusiones sobre la evolución política del país» entre los dos gobiernos, entre ellas, las tres visitas que el propio Borrell ha hecho a la isla y la del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en noviembre de 2018.

El ministro aclaró que Cuba «no es el único país de partido único en el mundo» y que, de hecho, los modelos pluripartidistas «representan una anomalía» a escala internacional.

Preguntado por qué el Gobierno español no defiende también la democracia de forma expresa cuando visita países como Marruecos o China, Borrell respondió: «Cuando vayamos, ya veremos lo que decimos».

Aunque en el programa de la cena solo aparecía la intervención del rey, al Gobierno no le supuso una sorpresa que Díaz-Canel tomara también la palabra para reivindicar el modelo socialista y que el camino que han elegido los cubanos ha sido «por voluntad propia».

«Estaba previsto que hablara. Si no lo hubiera hecho, habría sido noticia», justificó el ministro el discurso de Díaz-Canel quien relevó a Raúl Castro en la presidencia en abril del pasado año.

Borrell remarcó que la visita de los reyes, que concluye hoy en Santiago de Cuba, ha permitido, desde el punto de vista político, tratar «temas sensibles de una manera directa y cordial».

En su opinión, ha sido «un diálogo abierto, franco y sin cortapisas».

Sobre el hecho de que Felipe VI no se haya reunido con la disidencia durante su estancia en la isla, Borrell explicó que es un asunto que «escapa a la interlocución de un jefe de Estado» y que compete a los Gobiernos y a la Embajada de España en Cuba.

Después de años de espera, el ministro incidió en que era «imprescindible» que los reyes protagonizaran este viaje, en especial, al conmemorarse ahora los quinientos años de la fundación de La Habana.

Borrell aseguró que era «una ocasión de oro que no se podía perder» para «corregir una anomalía institucional» y normalizar las relaciones con un país como Cuba que forma parte de la comunidad iberoamericana de naciones y que era el único que no habían visitado los reyes de forma bilateral.

En alusión a las quejas de partidos como el PP o Vox por la inconveniencia del viaje, Borrell hizo hincapié en que «los 500 años son cuando son» y que tampoco las elecciones celebradas el pasado domingo eran un obstáculo.

«Les guste a unos y no les guste a otros, es cuando toca y hay que estar», zanjó la conversación con los medios.

Borrell recordó que la etapa de normalización con Cuba comenzó hace varios años después de los desencuentros que hubo entre Fidel Castro y el expresidente del Gobierno José María Aznar después de que éste impulsara la llamada «posición común» de la Unión Europea, que supeditaba la relación a que hubiera avances hacia la democracia.

Aquella política europea «no dio ningún resultado», enfatizó Borrell, y se acabó con ella, algo que no ocurrió «ni con él, ni con el PSOE».

Agradeció a las autoridades cubanas que hubieran dado «toda clase de facilidades» en la preparación del viaje puesto que las distintas actividades fueron acordadas y desarrolladas «de manera ejemplar».

«Han hecho todo lo posible para que la visita fuese como esta siendo: un punto de normalización», apostilló.

 

EFE

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