Padre Gerardo Moreno
Padreo Gerardo Moreno, transmitiendo la Santa Misa desde News 105.3 FM. Foto: Wuilmer Barrero (NDP)

Este año, queridos hermanos, lo comenzamos como terminamos el año pasado, es decir, con alegría, agradeciendo a Dios, abrazándonos y abrazando la vida a pesar de la nostalgia por la ausencia de un ser querido, despreocupados de haber roto la dieta y sin estar pendiente por el peso.

Que en vez de preocuparnos por el peso, nos preocupemos más de cuánto bien podemos hacer a los demás, no importa cuánto pesemos.

Que este año nuestro mayor peso sea el bien que hagamos a nuestro prójimo, conservar y aumentar el tanque de fe en Cristo y abrazarnos a la esperanza que nos sostendrá en este recorrido.

Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación… (Marcos 16,15). Esta encomienda por El Señor, a simple vista pareciera que consiste solamente en ir a todas partes: pueblos, ciudades, barrios, países. Recorrer comunidades anunciando el Evangelio. Sí, pero no. ¿Y cómo es eso, de sí pero no? Se preguntarán.

La respuesta es muy sencilla, antes de Jesucristo decirnos: Vayan por todo el mundo, según san Marcos y sus paralelos Mateo 28, 19 y Lucas 24, 47, nos ha dicho previamente que vengamos a Él. En otras palabras, queridos hermanos, Vayan por todo el mundo está precedido por Ven y Sígueme. (Lucas 18, 22; Marco 1, 17; Mateo 9, 9).

No puede existir *un vayan por todo el mundo si antes no escuchamos ven y sígueme, ven y lo verás (Juan 1, 46), a propósito de los discípulos que querían saber dónde vive El Señor. Vayan por todo el mundo está precedido por un elegir al Señor cono nuestra Mejor parte a ejemplo de María (Lucas 10, 42) y nadie nos lo quitará.

Es también escuchar al Maestro que nos dice: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré… (Mateo 11, 28-30).

Queridos hermanos, vayamos por todo el mundo a proclamar a Jesucristo, pero antes estemos con Él, vengamos a donde sabemos que lo encontraremos.

Vamos primero a esa capilla donde en el Sagrario nos espera El Señor, y aunque demos ya por hecho que Él nos conoce, no está de más que la próxima vez que estemos ante Jesús, Sacramentado, nos presentemos: Señor, soy (di tu nombre), esto siguiendo el testimonio del Cardenal Francisco Van Thuan.

Aquí estoy, a veces olvido venir aquí, estar contigo, hablarte, agradecerte, escucharte en el silencio donde solo el corazón puede descifrar tu voz. Vengamos y celebremos la eucaristía, sabiendo, queridos hermanos, que El Señor nos alimenta y se nos da a manos llenas para que también nosotros lo llevemos a tantas personas que esperan por Él.

Que este año a donde Dios nos permita ir, proclamemos el Evangelio, no importa la ruta, incluso Él puede cambiar nuestra ruta, pero jamás cambiará sus planes sobre nosotros. Su Plan prevalece por encima de nuestra ruta.

Como decía estos días: Prefiero el “peor” plan con Dios que el plan más exitoso sin Él.

Que tengamos siempre el deseo, la pasión, la alegría, el coraje y el corazón ardiente de llevar a Cristo a otros, y a otros a Cristo, porque antes hemos estado con y ante Él, y que nuestra Catedral San Juan Pablo II, la Catedral de todos, siga siendo una Parroquia para gente rota, en reparación, herida, en modo emergencia, que escuche de nosotros: Bienvenido a casa.

Queridos hermanos, hagamos juntos esta oración, cada uno tómela para sí mismo, las citas bíblicas son referencias para luego orar con estas citas:

Aquí estoy, Señor:

Señor, porque quiero todo Contigo y sin Ti nada quiero

Aquí estoy, Señor, porque Tú eres la Mejor parte (Lucas 10, 42)

Señor, porque me has amado y elegido primero (Juan 15, 16)

Aquí estoy, Señor, porque ya me conocías antes de yo conocerte a Ti (Juan 1, 45-51; Jeremías 1, 5-12)

Señor, porque como el leproso quiero ser sanado (Marcos 1, 40-45)

Aquí estoy, Señor, porque al igual que sucedió con Zaqueo quiero que tu salvación llegue a mi casa (Lucas 19, 1-10)

Señor, porque al igual que aquella mujer necesito tu perdón (Lucas7, 36-50)

Aquí estoy, Señor, porque al igual que la mujer cananea creo en Ti contra todo pronóstico (Mateo 15, 21-28)

Señor, porque al igual que la samaritana quiero de tu agua que calma la sed en mi desierto (Juan 4, 15)

Aquí estoy, Señor, porque imitándote quiero pasar haciendo el bien (Hechos 10, 34-38)

Señor, porque junto Contigo quiero decir a Dios Padre: “que se haga tu voluntad, y no la mía” (Lucas 22, 42)

Aquí estoy, Señor, porque al unísono con Pedro te miro y digo: Tú lo sabes todo, Señor, Tú sabes que te amo (Juan 21, 17)

Que al final de mi camino, como el ladrón en la cruz, te diga: Aquí estoy, Señor, acuérdate de mí (Lucas 23, 42-43)

Amén

Que María, Madre de Cristo y Madre nuestra, nos ayude a hacer lo que su Hijo nos manda.

Ánimo.

¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!

Facebook X Instagram WhatsApp Telegram Google Play Store