Cerca de 3.338 cuerpos han sido enterrados hasta el momento tras el ciclón Daniel, que azotó el noreste de Libia el pasado 10 de septiembre y provocó más de 10.000 desaparecidos y 40.000 desplazados sólo en la ciudad de Derna, reveló el último informe provisional del Ministerio de Sanidad del Gobierno del este.
«Estamos trabajando para reiniciar los centros de atención primaria en toda la ciudad bajo supervisión del Centro Nacional para el Control de Enfermedades y Médicos Sin Fronteras. Comenzaremos a partir de mañana a vacunar a tres grupos: equipos de inhumación, personal médico y menores. La Organización Mundial de la Salud está intensificando el apoyo social y psicológico junto a expertos internacionales», explicó el ministro de Sanidad, Abdulyalil Othman.
En una conferencia celebrada este lunes por la noche, el responsable aseguró que la situación sanitaria «ha comenzado a recuperarse» y adelantó el inicio de las operaciones para detectar y analizar las fuentes de agua subterránea, instando a la ciudadanía a evitar su consumo.
Miles de personas salieron este lunes a las calles de Derna para protestar contra la inacción de las autoridades locales tras el desastre y algunos manifestantes quemaron el domicilio del hasta ahora alcalde, Abdulmenam Al Gaizi, que había sido muy criticado por sus declaraciones y había evocado hasta 20.000 desaparecidos.
Asimismo pidieron la destitución del Parlamento, controlado por el mariscal Jalifa Haftar- hombre fuerte del país- y de su presidente, Aquila Salah, al que acusan de entorpecer el proceso de unificación del país tras doce años de conflicto tras el levantamiento popular respaldado por la OTAN que derrocó a Muammar Gaddafi.
El gobierno del este aseguró haber cesado a Al Gaizi y a todos los miembros del consejo municipal tras la apertura de una investigación judicial sobre los posibles fallos humanas sobre el colapso de las dos presas de Derna, que vertieron hasta 33 millones de litros de agua en el centro de la ciudad, arrastrando zonas residenciales enteras, puentes y carreteras.
Supervivientes y equipos de rescate locales e internacionales continúan con la búsqueda de cuerpos en esta localidad costera de 120.000 habitantes mientras los supervivientes se enfrentan a brotes de enfermedades como la cólera y la diarrea así como la deshidratación y la desnutrición.
La gestión del desastre ha estado marcada por la división política y la falta de coordinación entre las dos autoridades enfrentadas que se disputan el poder ejecutivo: el Gobierno de Unidad Nacional (GNU), radicado en Trípoli (oeste) y reconocido por la comunidad internacional, de Abdulhamid Dbeiba; y el Gobierno de Bengasi, elegido por el Parlamento y bajo control de Haftar, dirigido por Osama Hammad.
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