Ciudad Guayana.- Los números que presentan las distintas firmas económicas, en torno a la proyección de la economía venezolana, son alentadoras para lo que resta del 2022. El banco Credit Suisse cree que la variación positiva de Venezuela será de 20%, el Fondo Monetario Internacional apunta a una expansión de 1,5% y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) espera que sea de 5%.

Las discrepancias entre las firmas con respecto a las proyecciones son evidentes. Para el economista e investigador de Cedice, Óscar Torrealba, la explicación de estas grandes diferencias está en la poca continuidad en la publicación de las cifras. «Hay un consenso en que será positiva, pero no se sabe exactamente cuánto será. Eso demuestra que esas cifras se recogen de datos o supuestos diferentes. Eso es propio de un país en donde no hay datos oficiales, donde la información no es confiable», aseveró.

Asimismo, Venezuela se presenta como el país con más desempeño en términos porcentuales de la región. Sin embargo; la nación presidida por el Chavismo continúa liderando la lista de los más pobres de la región, superada únicamente por Haití, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Óscar Torrealba invita a leer las cifras con detenimiento. «Cuando el Producto Interno Bruto es más grande, la taza de variación de un año a otro es mucho más pequeña; pero en un país empobrecido es más probable que su PIB crezca a unas tazas mayores. Cualquier mejoría porcentualmente puede ser significativa, pero en términos de calidad de vida aún no está reflejada ninguna mejora. Tienen que pasar muchos años para que Venezuela pueda tener la capacidad económica precrisis», argumentó.

Desde el año 2013, la economía venezolana comenzó a padecer los males clásicos de un país que acababa de perder una guerra: pérdida de su PIB y aumento grotesco de la inflación. La diferencia, claro está, es que Venezuela no era un recién salido de un conflicto bélico.

La pérdida del Producto Interno Bruto superó la cifra del 80%, la hiperinflación tocó los 130.000% y su moneda local se depreció a tal punto, que los artesanos locales e internacionales lo usaron como material para manualidades.

Un sistema bimonetario

En los últimos años, la utilización del dólar en el país ha crecido de manera orgánica. Los ciudadanos confían en la moneda norteamericana como método de combate frente a los altos números inflacionarios. Para algunos economistas, como Luis Oliveros, aproximadamente la mitad de las transacciones que se hacen en Venezuela se realizan con divisas en efectivo.

Torrealba explica que el uso de un sistema donde puedan coexistir varias monedas es lo más sano para el crecimiento de la economía. «Yo le apuesto a un sistema bimonetario. Es un escenario más cómodo donde las personas pueden cobrar y pagar en dólares. Que eso siga coexistiendo con el bolívar. Que desde la pérdida de la hiperinflación y la leve estabilidad se incentive el uso del bolívar. A lo que yo no le apuesto es a políticas coactivas para incentivar el uso de una moneda, en este caso el bolívar a través de impuestos o de leyes», aseguró.

Como respuesta gubernamental para estimular el uso del bolívar en los venezolanos, el Gobierno chavista aprobó la Ley de Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, que consiste en cobrar un impuesto del 3% a todas las transacciones en monedas diferentes a la local.

«No estás incentivando, estás obligando a la gente. La ley IGTF trae más problemas que soluciones a la economía venezolana, porque trae más costos transaccionales. El gran problema es que esto ha generado mucha incertidumbre por parte de los contribuyentes. No se trata de cuánto es el impuesto, se trata de cómo lo pago o de cómo lo declaro”, expresó el investigador de la Cedice.

-¿En Venezuela se puede hablar sobre el fin de la recesión?

-Para hablar del fin de la recesión es necesario tocar el tema de los cambios estructurales. En el país hay que solucionar los problemas estructurales. Esto parte de inconvenientes institucionales, de un estado de derecho que está completamente destruido, de instituciones que no están cumpliendo su rol, de una economía que sigue padeciendo de inflación, de una economía que no está trayendo inversión por falta seguridad jurídica, de políticas de privatización, de políticas totalmente herméticas y poco transparente.

-Ante todos estos problemas es muy difícil hablar de recuperación. Lo que podemos hacer es dejar de caer, pero recuperarnos es muy difícil. Pudiéramos llegar al fin de la recesión; sin embargo, salir de una recesión no es lo mismo que entrar en una senda de real crecimiento económico. Hay que mejorar factores institucionales.

-¿Qué expectativas hay con estos últimos meses del 2022?

-Las expectativas pasan por la disminución de la inflación, creemos que al finalizar este año esté por debajo de los tres dígitos. Puede ocurrir, de una manera bastante tímida, la reactivación de algunos sectores económicos.

-No habrá una variación positiva totalmente satisfactoria. Falta mucho por hacer, pero es importante destacar la disminución de la inflación como proceso generador de confianza.

Brayan Silva/ @brayansh2000

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