Croacia celebra este miércoles unas elecciones generales de resultado muy incierto con dos opciones: que siga en el poder la conservadora HDZ, que ha gobernado 25 de los últimos 33 años y está muy afectada por la corrupción, o que irrumpa un populismo prorruso y crítico con la UE.
Hasta hace apenas un mes, las encuestas y análisis daban por muy seguro el triunfo de la HDZ y que el actual primer ministro, Andrej Plenkovic, lograría su tercer mandato consecutivo.
Sin embargo, ese escenario cambió con el anuncio del presidente del país, Zoran Milanovic, de que se presentaría a las elecciones al frente de una lista liderada por el Partido Socialdemócrata (SDP), del que fue líder, bajo la promesa de acabar con lo que llama «las cloacas de la corrupta HDZ”.
Cuando el Tribunal Constitucional le advirtió el pasado marzo de que, como jefe del Estado, no puede participar en la campaña, Milanovic tildó a los jueces de «banda de gángsteres» y anunció el fin de esa institución.
Con todo, ese anuncio hizo subir un 9 % la intención de voto del SDP y de su coalición ‘Ríos de Justicia’, aunque las encuestas le otorgan 44 escaños, muy por debajo de los 60, de un total de 151, que tendría el conservador HDZ.
Aún así, ese empuje abre la posibilidad de que el SDP pueda gobernar al frente de una coalición de otros partidos que también acusan de corrupto al HDZ, tanto a la izquierda como a la derecha.
Así, los derechistas Movimiento patriótico (DP) y Most (Puente), que ganarían 14 y 9 escaños, respectivamente, descartan una coalición con el actual partido del Gobierno.
El izquierdista Podemos ganaría 9 escaños, la regionalista Asamblea Istriana 2, y algunos partidos minoritarios o candidatos independientes podrían entrar en el Parlamento, mientras 8 escaños están reservados para las minorías y tres para la diáspora croata.
Desde que ganó en 2020 las elecciones presidenciales, Milanovic ha radicalizado su discurso, con ataques a la Unión Europea, burlas a las medidas contra la Covid, su apoyo al ultranacionalista primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, su oposición a apoyar militarmente a Ucrania e incluso posturas a favor de Rusia.
En ese panorama, analistas como Marko Rakar prevén que la HDZ logrará formar Gobierno pero advierten de que el proceso y la negociación serán muy difíciles.
El diario Jutarnji list, por contra, señala como una de las opciones posibles que Milanovic sea primer ministro de una coalición formada por el SDP y Most, y con el apoyo parlamentario de Podemos.
La corrupción domina el debate
“La palabra crucial de esta campaña es la corrupción. Todos están contra la HDZ en este tema, desde la izquierda a la derecha, es el tema que domina”, dijo Rakar a la emisora N1.
Croacia ocupa el puesto 57 entre 180 países en el índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional (TI), con 13,6 puntos menos que el promedio de los países de la UE y la quinta puntuación más baja, sólo por delante de Grecia, Rumanía, Bulgaria y Hungría.
La HDZ no ha logrado desviar ese debate con sus mensajes de éxito, como la reciente entrada de Croacia en el espacio Schengen, de libre circulación, o en la eurozona el año pasado, y con sus logros económicos, con una perspectiva de crecimiento del 3,2 % hasta el años 2025.
A los escándalos en los que aparecen involucrados miembros del HDZ se han sumado los choques del primer ministro con la Fiscalía Anticorrupción Europea y la elección como fiscal jefe de un juez con conexiones con acusados de corrupción.
Por su parte, Plenkovic ha calificado a Milanovic de “violador de la Constitución” y de querer llevar a Croacia a la esfera de influencia de Rusia.
El analista Davor Gjenero alerta de que Milanovic es una amenaza para las instituciones y que «su ídolo es Vladimir Putin», el presidente de Rusia.
Politólogos como él ven en el actual jefe del Estado un líder semejante a Robert Fico, el populista de izquierdas que dirige el Gobierno eslovaco, o al ultranacionalista húngaro Víktor Orbán.
Milanovic se opuso a la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN, asegura que “Ucrania no es un aliado”, tachó de mentiroso al jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, y considera que los fondos europeos es la única razón para que Croacia siga en la UE.
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