Fotografía de archivo del 22 de octubre de 2025 del canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en La Habana (Cuba). EFE/ Ernesto Mastrascusa

Cuba calificó de «violación grave» al derecho internacional la confiscación por Estados Unidos de un petrolero cerca de costas venezolanas, denunciando que las presiones sobre Caracas «repercuten negativamente» en su economía y sistema energético.

El Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) describió el asalto como «acto de piratería y terrorismo marítimo» dentro de una «escalada» para impedir que Venezuela comercialice libremente sus hidrocarburos, incluidos suministros a Cuba.

«Estas acciones repercuten negativamente en Cuba y recrudecen la política de máxima presión y asfixia económica», argumentó la declaración oficial.

La Cancillería lo vinculó al «corolario Trump de la Doctrina Monroe» –que reclama influencia exclusiva en América Latina–, transgrediendo la proclama de la región como «Zona de Paz». Exigió una «condena universal» y recordó medidas del primer mandato de Donald Trump contra barcos con combustible venezolano hacia la isla.

Cuba depende en un tercio de petróleo PDVSA, a cambio principalmente de servicios profesionales (médicos, profesores). No se confirmó si el buque tenía a

La Habana como destino, pero la falta de divisas agrava apagones de más de 20 horas diarias en amplias zonas.

«Esta situación persiste y se agrava con el uso de la fuerza militar para imponer dominio sobre Nuestra América», lamentó el MINREX.

 

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