Fotografía de archivo del 19 de julio de 2018 que muestra al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, durante un acto del 39 aniversario de la revolución popular sandinista en Managua, (Nicaragua). EFE/ STR/

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (1945), cumple este martes 80 años de edad y está delegando paulatinamente el poder a su esposa y ahora copresidenta, Rosario Murillo, de 74 años, y a sus hijos, especialmente a Laureano Ortega Murillo, encargado de las relaciones con China y Rusia y señalado como el ‘delfín’ por sectores opositores.

El hombre que ha gobernado Nicaragua durante 30 años llega a su aniversario distanciado o enfrentado con los antiguos comandantes de la revolución y destacados exguerrilleros, a quienes ahora califica de «traidores». Ortega mantiene apariciones esporádicas en público, no viaja internacionalmente salvo a Cuba y Venezuela, y ha evitado recorrer los 153 municipios del país, salvo la capital Managua bajo riguroso control policial.

Para celebrar su cumpleaños, Murillo, nombrada copresidenta mediante una reforma constitucional, ordenó promover la etiqueta «#TodosSomosDaniel», frase que Ortega lanzó durante el 46 aniversario de la revolución el pasado 19 de julio, interpretada por algunos como un mensaje de despedida o inicio de sucesión.

El analista desnacionalizado Óscar René Vargas considera que en Nicaragua ha comenzado la transición del ‘orteguismo’ al ‘murillismo’, buscando asegurar la sucesión familiar «a cualquier costo». Un análisis del Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (Cetcam) señala que ya se ha consolidado «una nueva dictadura familiar», donde Ortega y Murillo concentran el poder y buscan eliminar amenazas como la Iglesia Católica.

Marco Rubio

El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, señaló en febrero que la reforma constitucional que elevó a Murillo a copresidenta aseguró «la continuidad en el poder de la familia Ortega-Murillo». Estas reformas transformaron el régimen y el Estado en un instrumento totalitario al servicio de la pareja dictatorial.

Se han realizado purgas de figuras del sandinismo histórico, como el excomandante Bayardo Arce y el general retirado Álvaro Baltodano, investigados por corrupción, lo que evidenciaría la consolidación del poder familiar.

Además de Murillo, sus hijos asumen roles importantes: Laureano maneja las relaciones con China y Rusia; Daniel Edmundo coordina el Consejo de Comunicación y Ciudadanía; Maurice supervisa deportes, y Camila, asistente de Murillo, maneja moda y emprendimiento, todos bajo el lema «Todos somos Daniel».

La activista nicaragüense exiliada Haydée Castillo asegura que Ortega y Murillo han convertido al FSLN de partido político a empresa familiar, eliminando la oposición interna para garantizar una sucesión dinástica sin resistencia.

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