Madrid.- Un agujero negro que se traga una estrella de neutrones, esto es lo que, gracias a las ondas gravitacionales, considera que ha detectado, por primera vez, un equipo internacional de científicos.

Tanto las estrellas de neutrones como los agujeros negros son restos superdensos procedentes de estrellas muertas, recuerda este lunes en un comunicado la Universidad Nacional Australiana, una de las participantes en el descubrimiento.

El evento se habría producido hace unos 900 millones de años a la inabarcable distancia de unos 8550 millones de billones de kilómetros de la Tierra, hasta donde el pasado día 14 llegaron las ondas gravitacionales que generó.

Esas ondas, cuya existencia fue predicha por Albert Einstein, son como pequeñas arrugas u ondulaciones que se producen en el tejido espacio-tiempo del Universo, debido a sucesos de gran violencia que generan masivas cantidades de energía, como la explosión de una estrella. 

En la Tierra, las ondas fueron captadas por dos de las instalaciones especializadas en este tipo de señales: el Observatorio de interferometría láser de ondas gravitacionales (LIGO) en Estados Unidos, y el Virgo en Italia

La profesora Susan Scott de la Universidad de Australia relató que «hace unos 900 millones de años, este agujero negro se comió una estrella muy densa, conocida como estrella de neutrones, como si fuera un Pac-man (comecocos), posiblemente apagando la estrella de manera inmediata».

Desde Australia, el telescopio SkyMapper respondió a la alerta de detección y examinó toda la región del espacio donde el evento se podía haber producido, «pero no encontramos una confirmación visual», agregó. 

Aunque lo expertos están aún analizando los datos para confirmar el tamaño exacto de los dos objetos implicados en el evento, los primeros resultados apuntan «la gran posibilidad» de que se trate de un agujero negro rodeando a una estrella de neutrones.

Scott explicó que, hasta ahora, los científicos nunca han detectado un agujero negro menor de cinco masas solares ni una estrella de neutrones que tenga más de 2,5 veces la masa del Sol.

Por eso, «basándose en esta experiencia. Estamos muy seguros de que lo que acabamos de detectar en un agujero negro engullendo a una estrella de neutrones». 

En cualquier caso, «existe la pequeña pero intrigante posibilidad» de que el objeto tragado sea un agujero negro ligero, «mucho más ligero que cualquier otro de los que conocemos», indicó Scott, para quien algo así sería «un premio de consolación realmente increíble». 

(EFE)

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