Caracas, 10 dic (EFE).- En Venezuela, el discurso machista está tan normalizado que incluso políticos de distinto signo hacen gala de él a través de redes sociales, en ocasiones, con el dudoso objetivo de ganar votos y a veces con fines puramente sexuales, valiéndose de la debilidad de las leyes enfocadas a proteger a las mujeres de todo tipo de violencia.

Días después de los comicios regionales y locales del pasado 21 de noviembre, empezaron a circular videos del concejal opositor electo Alejandro Moncada en los que invitaba a «dos niñas» a viajar con él a Tulum, México, y luego calificó de «zorras» y «putas» a mujeres que lo criticaron por hacer esa publicación.

Igualmente, el alcalde oficialista reelecto del municipio Sucre, en el estado Miranda, José Vicente Rangel Ávalos, publicó un video en TikTok, en el que aseguró que la importancia del Instituto Municipal de la Mujer es que van a «buscar un macho a todas las mujeres en Venezuela».

En la grabación también participó su esposa, Gabriela Chacón, quien dijo que «lo mejor» del Instituto de la Mujer es que ella es «la abogada personal de todos los hombres del municipio», a quienes les prometió tener también su «espacio», puesto que las féminas son unas «cuaimas (celosas, posesivas y controladoras), y a las cuaimas hay que controlarlas», algo que prometió hacer personalmente.

De estos dos casos, solo Moncada recibió la atención del fiscal general, Tarek William Saab, quien ordenó la detención del concejal y lo acusó de violencia psicológica, acoso u hostigamiento, contemplados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

LEGISLACIÓN DIFUSA

La integrante del colectivo feminista Tinta Violeta Daniella Inojosa explicó a Efe que ambos casos son «terribles» y son simbólicamente una muestra de la «cultura machista y la opresión», pero en el caso de Moncada visibiliza el nombre de unas mujeres, razón por la cual se justifica la orden del fiscal, mientras que en el caso de Rangel, no.

«Es decir, él comete una violencia directa contra unas mujeres que tienen nombre y apellido, entonces claro, según lo que establece la ley, él comete un delito directo, de una violencia directa», precisó.

De este modo, las leyes se quedan a mitad de camino, ya que hay abusos verbales no contemplados que acaban en una mera anécdota si, después del hecho, llega una disculpa pública y una justificación respaldada, además, en el caso de Rangel, por su propia formación, el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Su perdón lo difundió a través del programa Con el Mazo Dando, del canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), conducido por el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, quien, según aseguró, recibió una carta del funcionario con las correspondientes excusas.

«José Vicente envió una disculpa, la publicó asumiendo lo que ocurrió allí, pero, además, que no era la intención de hacerlo», defendió Cabello mientras leía la misiva.

En la carta, Rangel justifica el hecho al decir que fue un comentario «jocoso» y rechazó «el uso malintencionado» y la «manipulación dada a la grabación de ese vídeo claramente editado y publicado sin autorización», y se erigió en ser «incansable defensor de los derechos de las mujeres».

En este sentido, según Cabello, transmisor del mensaje, «algunos quisieron utilizarlo para sacar rédito político en las elecciones», aunque considera que «eso nunca debería haber ocurrido», pero le sirven las disculpas que Rangel expresó en su misiva para cerrar el tema.

«Estamos seguros que esta cosa no va a volver a ocurrir, y ahí es donde entra el partido (…) el partido se va a meter en muchas cosas como esta, lo de mantener el carácter de la revolución, donde la mujer es fundamental. Hay que tener mucho cuidado con lo que hacemos», defendió el vicepresidente del PSUV.

También señaló que no compara el caso de Rangel con el del opositor, contra el que -recordó- ya se abrió una investigación en la Fiscalía.

«Y esos jamás van a pedir disculpas desde el corazón. Pepe (Rangel), cuando hace esto, lo hace desde el corazón, es un tipo bueno», sentenció Cabello, subrayando la diferencia que él considera que hay entre las distintas facciones.

Sin embargo para la activista Inojosa, no importa el color político, a qué se dedique el agresor o su estatus social, ya que, al margen de estas características, lo importante es visibilizar cualquier tipo de ataque machista.

«Para nosotras es igual quien sea el agresor, quien sea el que promueva discursos de odio contra las mujeres o que vulneren los derechos de las mujeres, de qué partido político sea, de qué condición social (…) lo importante es que se visibilice», destacó la feminista.

Inojosa advirtió que el movimiento feminista venezolano «no va a aceptar» esa dialéctica e instó a personas con influencia política a «cambiar su manera de pensar, pero si no en todo caso por lo menos mantener las formas».

 

Saraí Coscojuela y Sabela Bello EFE

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