El Ejército de Nigeria aseguró este domingo haber matado en lo que va de mes al menos a veinte miembros del grupo rebelde independentista Pueblo Indígena de Biafra (IPOB) en el sur del país, donde destruyeron también algunos de sus principales campamentos de operaciones.

«El equipo despejó alrededor de cincuenta campamentos escondidos, incluido el cuartel general supremo de los terroristas y su centro de comando y control, así como su cuartel general del consejo militar», señaló en una rueda de prensa un portavoz del Ejército nigeriano, Edward Buba.

«Los escondites estaban bien ocultos con follaje, lo que permitía a los delincuentes protegerse de la vigilancia aérea», añadió.

Así, los rebeldes disponían de suministro eléctrico, criaban animales y poseían huertos pequeños que les permitía ser autosuficientes para «vivir y luchar», según Buba.

Los soldados también recuperaron numerosas armas y munición, teléfonos móviles, baterías, bombas y cámaras de seguridad.

Buba acusó a los independentistas de realizar en esos campamentos «asesinatos rituales», después de que los soldados encontrasen en ellos varias tumbas poco profundas.

«Las tropas siguen manteniendo el impulso y persiguiendo a los terroristas y sus compinches», aseguró el portavoz militar.

La tensión en el sur de Nigeria data desde el 30 de mayo de 1967, cuando, en medio de crecientes tensiones étnicas debido a sucesivos golpes de Estado, el gobernador de la región Oriental de Nigeria, Emeka Ojukwu, anunció la creación de la República de Biafra para proteger a la etnia igbo, objeto de matanzas en el norte del país.

El Gobierno militar nigeriano intentó recuperar el control por la fuerza, desencadenando así una guerra civil que desde 1967 hasta 1970 dejó cerca de dos millones de muertos, sobre debido a la hambruna desatada por un bloqueo de alimentos que duró dos años. 

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