En consecuencia, cada año 8 millones de fumadores mueren. Unos 7 millones de ellos son fumadores activos, mientras que el millón restante es pasivo e igualmente perece ante el vicio.

Este hábito contribuye al desarrollo de enfermedades graves como las cardiovasculares (hipertensión, infartos), así como diferentes tipos de cáncer (pulmón, vejiga, riñón, garganta, boca, orofaringe e incluso mama, entre otros).

Al respecto, el Gerente General de la SAV, doctor Juan Saavedra, explicó que el mal más frecuente por el consumo de tabaco es el cáncer de pulmón, según dijo: “Se calcula que el 80% de los casos de mortalidad por esta enfermedad están relacionados al consumo de cigarrillo tradicional o electrónico”.

Agregó que, los efectos nocivos del cigarrillo no se limitan a las enfermedades mencionadas. También está relacionado con partos prematuros, bajo peso al nacer, impotencia, problemas dentales, afecciones cerebrales y enfermedades respiratorias como
la bronquitis crónica, disfunción eréctil y cáncer en mascotas por humo de tercera
mano.

Cifras un poco más alentadoras

El doctor Saavedra refirió que, gracias a una serie de medidas tomadas y campañas educativas realizadas, el consumo de tabaco disminuyó a nivel mundial. En el caso de Venezuela, el porcentaje de personas que fuman pasó de 49% en la década de los 80, a 20% entre 2016 y 2017, de acuerdo a las últimas cifras disponibles.

Pero señaló que todavía 1.300 millones de personas son consumidores de tabaco en el
mundo, de los cuales el 75% vive en países de ingresos bajos y medianos, con una
prevalencia global de 36% en hombres y 6% en mujeres.

¿Hasta donde llega el humo?

Como ya se mencionó, quien está expuesto indirectamente al consumo de nicotina, es uno de los más impactados, pues no conforme con respirar el humo que exhala la persona que fuma, la cosa no termina allí; ya que el humo que expulsa el fumador activo también se
adhiere a los objetos que se encuentran en su entorno, como las paredes y el mobiliario del hogar y la oficina, lo cual afecta a las personas y animales que allí se encuentran, y que tienen contacto con ese ambiente contaminado por los químicos que emite la combustión del tabaco.

Saavedra aclaró que “anteriormente se afirmaba que era importante tener ambientes sin humo de tabaco; sin embargo, lo ideal es que estén completamente libres de fumadores”, porque, aunque una persona fume fuera de un establecimiento, hogar u oficina, esta lleva en su cuerpo y su ropa la sustancia que deja el cigarrillo, que es “altamente cancerígena” y
contamina todo a su alrededor.

Finalmente, recalcó que la lucha contra el tabaquismo es un desafío global que requiere del
compromiso de todos. El especialista insistió en que, “debemos trabajar juntos para
crear ambientes libres de humo y proteger la salud de las personas, especialmente de las
más vulnerables”.

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