París.- En un contexto social y económico marcado por la incertidumbre, las casas de moda quisieron mostrarse en la pasarela de París como parte de la solución, al apostar por menos tendencias y siluetas más sosegadas basadas en la artesanía.
«Nunca he empezado una colección con tantas preguntas ante mí y tantos sentimientos mezclados sobre el presente y el futuro. El mundo está perdido y todo el mundo trata de encontrar un sentido (o posible orden) en él«, explicó el diseñador de Kenzo, Felipe Oliveira Baptista, en redes sociales tras desvelar su nueva colección.
Inspirada en la apicultura, la colección de Kenzo estuvo llena de telas traslúcidas, chaquetas fluidas y vestidos cortos en estampados de flores impresionistas, combinados con vaqueros anchos y un sombrero de ala ancha tipo «Fedora» con velo, como la protección que llevan los apicultores.
Kenzo, uno de los pocos desfiles de esta semana de la moda que tiene lugar de forma presencial, trató de transmitir un mensaje poético y positivo, donde el velo del sombrero se convierte en un símbolo de la restricciones de distancia social que impone la pandemia del coronavirus.
«Me interesaba la idea de una protección suave y otras dicotomías que han surgido en este momento, como el miedo y el optimismo. He intentado ser creativo pero también pragmático, al tiempo que trataba encontrar un sentido en esta situación«, dijo Baptista en una entrevista a la revista «Vogue«.
En Gauchère, la colección primavera-verano 2021 fue también una búsqueda de calma y paz espiritual.
La firma de la francesa Marie-Christine Statz, creada en 2013 y centrada en la sastrería, eligió un espacio totalmente blanco en el céntrico barrio del Marais, donde un centenar de invitados con mascarillas y en asientos separados siguieron a una treintena de modelos que desfilaron al ritmo del tambor del artista John James.
En la pasarela, trajes fluidos con hombros definidos y marcados en la cintura, siluetas arquitectónicas con formas suaves y tejidos sobrios en colores monocromáticos, desde el blanco y negro pasando por tonos cálidos, vainilla, caldera, caqui o azul piedra.
Conectar con la naturaleza
«En estos tiempos poco comunes mirar una sola cosa a la vez, escuchar un único sonido y permitir que la experiencia resuene es clave. La urgencia de conectar con nosotros mismos, con lo que está junto a nosotros y con la naturaleza es algo que sintió la diseñadora», explicó la firma en una nota a los invitados.
Esa concentración se transmite en el uniforme Gauchère, un traje de pantalón amplio y chaqueta larga, y una serie de tops compuestos por varios retales cosidos en distintos volúmenes y en tejidos orgánicos como el lino, algodón, sedas ligeras y encajes transparentes.
Pero no fueron los desfiles presenciales los únicos que utilizaron este tono de meditación. Las firmas que por el contexto sanitario presentaron sus colecciones en vídeo, usaron la naturaleza como escenario, apostando por tejidos orgánicos y mostrando imágenes de aire nostálgico e infantil.
Por la mañana, la firma Litkovskaya apostó por mostrar en su vídeo tan solo dos prendas, un abrigo y un vestido, confeccionados en sus talleres en Ucrania, en mitad de un valle y mientras la diseñadora, Lillia Litkovskaya, invitaba a los espectadores a reflexionar sobre su relación con la ropa y la actitud hacia el consumismo.
Desde el campo, el diseñador libanés Elie Saab se sumaba a este reencuentro con la naturaleza para presentar sus vestidos más relacionados con las alfombras rojas que con el medio rural.
Apostando principalmente por el blanco y el negro, Saab incluyó algunos toques de color como el rojo, el rosa chicle, el verde o el amarillo, que se integraban en el paisaje mejor que sus chaquetas de sastrería, sus vestidos románticos, sus mangas abombadas y sus faldas bordadas, en la estética hollywoodiense de la marca.
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