Madrid, España. El líder socialista español, Pedro Sánchez, que gobierna desde hace ocho meses de manera interina, sigue a la espera de un acuerdo con el partido independentista catalán ERC para poder repetir como jefe del Ejecutivo, pero las negociaciones parecen estancadas en un ambiente de incertidumbre, conjeturas y mutismo.

Parte de las cábalas políticas, incluso del Gobierno, apuntan que podría ser justo antes del 6 de enero, día de los Reyes Magos, una fiesta muy señalada en España.

«Habrá investidura y habrá gobierno» y «será pronto», aseguró este domingo la portavoz del Ejecutivo, la socialista Isabel Celaá, en una entrevista en el periódico español Diario Vasco. También descartó «radicalmente» la posibilidad de unas nuevas elecciones.

Todo continúa pendiente de ERC (izquierda republicana catalana) y de una posible abstención de sus 13 parlamentarios cuando el Congreso de los Diputados vote la investidura de Sánchez para facilitar así su elección como jefe del Ejecutivo, aunque todavía no hay fecha.

Y pendiente del «gesto» que ERC ha pedido de la Abogacía del Estado (que representa al Gobierno) sobre la situación judicial de su líder, Oriol Junqueras.

En octubre pasado, Junqueras fue condenado por sedición a 13 años de prisión e inhabilitación para cargo público por el proceso independentista ilegal de 2017 en la región española de Cataluña.

El Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea (TSJUE) avaló la semana pasada que Junqueras debería haber sido reconocido diputado del Parlamento Europeo desde el 13 de junio pasado, cuando se proclamaron oficialmente los resultados de las elecciones europarlamentarias de mayo, y gozar de inmunidad desde ese momento.

A petición del Tribunal Supremo español, la Abogacía del Estado tiene hasta el 2 de enero para pronunciarse sobre la decisión del TSJUE, mientras que la Fiscalía española ya rechazó que se anule la condena de Junqueras.

NEGOCIACIONES DISCRETAS, SILENCIO DE SÁNCHEZ

Ese dictamen judicial europeo perturbó los contactos entre el Partido Socialista español (PSOE) y ERC sobre la investidura de Sánchez, pues se lentificaron y se hicieron muchísimo más discretos.

La última de las cuatro reuniones conocidas entre los negociadores fue el viernes pasado, «de contacto y sin novedades relevantes», según los independentistas catalanes.

ERC había exigido a los socialistas una «mesa de negociación entre gobiernos» (el español y el autonómico de Cataluña) para resolver lo que ambos reconocen como «conflicto político», en alusión a las tensiones independentistas en esa región española.

Celaá constató en el Diario Vasco que las negociaciones «continúan y van razonablemente bien», pero «cada cual tiene sus ritmos».

También el viernes pasado se esperaba que Sánchez proporcionara alguna información en la conferencia de prensa que los presidentes del Gobierno español ofrecen tradicionalmente al terminar cada año, pero no compareció ante los medios porque «no era procedente» en estas circunstancias, justificó la portavoz gubernamental.

Esto disparó la desconfianza de sectores mediáticos y políticos. El conservador Partido Popular, el principal de la oposición, acusó a Sánchez de ser el gobernante «más opaco de la democracia» española por no explicar qué está dispuesto a «ceder» ante los independentistas catalanes.

En las entrevista de hoy, Celaá replicó que es una «obligación» del Gobierno negociar con el «soberanismo catalán» y aclaró que «negociar no es renunciar» a los principios.

«La tarea de la política es, efectivamente, encauzar las diferencias, las discrepancias, a través del diálogo y asentarlas en una convivencia pacífica», argumentó.

Y recalcó que la Abogacía del Estado «es lo suficientemente experta y profesional como para no dejarse condicionar de ninguna de las maneras», frente a las sospechas de la oposición conservadora y liberal de que aquella recibe «presiones» para que su informe sobre Junqueras contente a ERC.

La asociación de abogados del Estado subrayó hoy que rechaza cualquier intento de «injerencia o presión» y en especial de «amenaza».

INVESTIDURA COMPLEJA

España vive un período de inestabilidad política desde 2015, con cuatro elecciones parlamentarias desde entonces, las dos últimas este mismo año.

El PSOE ganó las del 10 de noviembre con mayoría relativa (120 de los 350 diputados), así que necesita acuerdos con otras fuerzas parlamentarias.

El socialista Sánchez requerirá el respaldado de la mayoría absoluta del Congreso (al menos 176 diputados) en una primera votación de investidura para ser elegido jefe del Ejecutivo. Pero solo más votos a favor que en contra en una segunda, así que la abstención de ERC sería clave.

Sánchez firmó un acuerdo el 12 de noviembre con el líder de Unidas Podemos (35 parlamentarios), el izquierdista Pablo Iglesias, para un gobierno de coalición respaldado por 155 diputados, pero también necesitaría el apoyo parlamentario de un puñado de pequeños partidos regionalistas y nacionalistas.

EFE

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