Washington.- Inspirada por la serie «Star Trek» Michelle Kunimoto se inscribió en un curso sobre exoplanetas y astrobiología que la condujo, a los 23 años y antes de su graduación en la Universidad de Columbia Británica en Canadá, al descubrimiento de 17 planetas, incluido uno del tamaño de la Tierra y potencialmente habitable.
Para este logro, Kunimoto analizó la información recolectada y suministrada durante sus cuatro años de misión por el satélite «Kepler» de la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos, especialmente acerca de los planetas ubicados en el «área habitable» de las estrellas cercanas, en los que podría existir agua en su superficie.
Según un artículo que publica la revista The Astronomical Journal, los hallazgos de Kunimoto incluyen un planeta, llamado oficialmente como KIC-7340288 b, que tiene un tamaño equivalente a una Tierra y media, lo cual es suficientemente pequeño como para que se le considere rocoso, en lugar de gaseoso, como los planetas más grandes del sistema solar.
«Este planeta se encuentra a 1.000 años luz de la Tierra, de modo que no llegaremos allí muy pronto», dijo Kunimoto, quien calificó su hallazgo como «excitante» porque hasta ahora los datos recogidos por Kepler solo habían confirmado 15 planetas pequeños habitables en esa zona.
El año en KIC-7340288 b dura 142 días y medio, que es el tiempo que tarda en dar un giro completo en torno a su estrella, en una órbita de 0,444 unidades astronómicas (esto es la distancia entre la Tierra y el Sol), una órbita un poco más grande que la de Mercurio en torno al Sol, y recibe de su estrella aproximadamente un tercio de la luz que la Tierra recibe del Sol.
De los otros 16 nuevos planetas descubiertos, el más pequeño tiene un tamaño equivalente a un tercio del de la Tierra, y es el más pequeño de los hallados por Kepler hasta ahora. El resto tiene tamaños de hasta ocho veces mayores que la Tierra.
«Yo estudié las curvas de luz captadas por Kepler, esto es, las mediciones del brillo de las estrellas con el paso del tiempo, buscando señales de tránsito de planetas», explicó Kunimoto.
«Cuando un objeto pasa ‘frente’ a una estrella, es decir, transita entre la estrella y quienes la observamos, bloquea una porción de la luz de esa estrella y se ve una pequeña disminución temporal en el brillo», por lo que esas señales, si se producen periódicamente, muestran la posibilidad de que «hay un planeta que órbita esa estrella, y se puede deducir el tamaño del planeta y cuánto tiempo le lleva completar la órbita», explicó.
Kunimoto, en una entrevista con el sitio web de su universidad, dijo que siempre estuvo interesada en la astronomía pero tuvo la certeza de que esta era su vocación después que su padre le mostró «la Serie Original de Star Trek» cuando estaba en la escuela secundaria.
«Me fascinó cómo Star Trek exploraba grandes ideas acerca del espacio, la sociedad y la ciencia, y presentaba a los científicos como aventureros plenos de curiosidad», relató. «La serie mostraba una visión optimista y esperanzada del futuro de la humanidad. Ciertamente ingenua, pero estaba por delante de su tiempo y ha inspirado a generaciones», dijo la joven.
Kunimoto indicó que solo ha analizado 400 curvas de luz en los datos de Kepler, pero «hay miles más» y le gustaría «continuar la búsqueda».
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