“En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me han conocido a mí, conocerán también a mi Padre; desde ahora lo conocen y lo han visto». Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo que estoy con ustedes y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que Yo les digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, créanme por las obras. En verdad, en verdad les digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes piden algo en mi nombre, yo lo haré”.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela.
La Iglesia universal celebra la fiesta de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago el 3 de mayo, pero en calendario litúrgico de la Conferencia Episcopal Venezolana lo ha establecido para el día de hoy, porque en el día de ayer celebramos el día de la Exaltación de la Santa Cruz que en otros países se celebra el 14 de septiembre. Felipe y Santiago, formaron parte del primer grupo de amigos a quienes JESÚS convocó para formar parte de sus discípulos más cercanos, es decir, los Apóstoles. Ambos coronaron el Anuncio del Evangelio a través del Martirio, como signo de fidelidad absoluta a su Maestro.
En la liturgia del día meditamos los textos: 1Cor 15,1-8; Sal 18 y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Juan capítulo 14, del verso 6 al verso 14. Donde se destaca las respuestas dadas por Jesús a Tomás y a Felipe, que sirvieron de Catequesis a la Comunidad Cristiana de todos los tiempos. A, Tomás le dice: «Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí» (Jn 14,6). Esta respuesta a Tomás da pie a la petición de Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta» (Jn 14,8). A Felipe también JESÚS le da una represión como respuesta: «¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces Felipe?» (Jn 14,9).
Y es que Felipe no ha podido ver al PADRE, porque todavía no ha entrado en la dinámica del AMOR de JESÚS, y no percibe que en JESÚS está la Presencia y el Amor de DIOS PADRE, y por eso le dice, que: “necesita “ver” al PADRE”. Lo que da pie para que JESÚS introduzca el tema del conocimiento. Ya que el conocimiento del PADRE no es visual o intelectual, sino que es la Experiencia de Unión en el AMOR de la Divinidad con cada uno de nosotros, que somos sus criaturas.
JESÚS les da esta explicación, porque los Apóstoles no acababan de entender la Unidad entre el PADRE y JESÚS, y no alcanzaban a ver al DIOS y al Hombre en la persona de JESÚS. Por eso es que Él no se limita a demostrar Su Igualdad con el PADRE, sino que también les recuerda que ellos serán los que continuarán Su Obra Salvadora otorgándoles el poder de hacer milagros, y les promete que estará siempre con ellos, y cualquier cosa que pidan en Su Nombre, se la concederá.
Al confrontarnos con el texto y ver esta nueva realidad en la que JESÚS se presenta como el CAMINO para llegar al PADRE, Certificando, que Sus Obras de AMOR solo pueden ser Divinas, solo pueden Ser las Obras del PADRE Creador y Misericordioso. Y teniendo presente que la metáfora del Camino, apunta a un dinamismo, a una madurez plena de la Fe. Ya que JESÚS insiste en la necesidad de conocer al PADRE, conocimiento que no debe de ser superficial, sino más bien profundo, integral, que envuelve todo nuestro ser físico, mental y espiritual.
Un conocimiento que se adquiere con la total adhesión al HIJO, por lo que es necesario leer los Textos Sagrados, con la Asistencia del Espíritu Santo y confrontándolos con nuestras realidades personales y comunitarias, para poder entender, aunque sea de manera limitada, la Gran Revelación de DIOS PADRE en el HIJO, donde se marca el Camino de la Solidaridad y del AMOR con la humanidad. Y es que conocer al PADRE, a través del HIJO, es vivir la Experiencia del AMOR de DIOS, que Crea y hace fecunda la Vida.
Y al tener este conocimiento, cada uno de los que nos llamamos discípulos de JESÚS, podremos entender que, al ver a JESÚS, estamos viendo al PADRE, no con los ojos del cuerpo, sino con la percepción que ofrece la Fe. Virtud que nos ayuda a creer plenamente en lo que nos dice el MAESTRO: “el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún” (Jn 14,12). Por lo que es un imperativo, el continuar la Misión de Testimoniar a JESÚS y el AMOR del PADRE, siendo transmisores de Esperanzas y de Redención, en todos los lugares donde nos encontremos.
Señor JESÚS, Tú nos has dicho que todo lo que le pidamos al Padre, con Tú intermediación Él nos los concederá. Hoy queremos pedirte la Paz y la Libertad para nuestro pueblo, en la seguridad de que Tú nunca nos abandonas y más temprano que tarde lo veremos realizado. Amén.
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