En aquel tiempo Jesús le dijo a Nicodemo: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Ezequiel, Profeta del Antiguo Testamento, que combatió la idolatría y la corrupción del exilio del pueblo de Israel.

En la liturgia del día meditamos los textos: Hch 5,17-26; Sal 33; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Juan, capítulo 3, del verso 16 al verso 21. En el que se relata la explicación que JESÚS, le da a Nicodemo, sobre la importancia de Creer en Él.

Y es que el Maestro, quiere ayudar a Nicodemo a cambiar esa imagen falsa de DIOS, que le ha transmitido la Ley. Porque el DIOS de JESÚS, es Ternura y Misericordia, y no tiene interés en castigar, sino en Salvar. Él no ha enviado a su Hijo, a condenar, sino a Salvar, por eso el significado del nombre de JESÚS: DIOS SALVA.

Es que el juicio que DIOS plantea al mundo nada tiene que ver con las ideas extrañas, y violentas al estilo de las películas de Hollywood, que hemos fijado en nuestro imaginario personal y comunitario.

Por eso es que, DIOS establece el juicio de manera clara y sencilla, así lo enuncia el Evangelio de hoy: «El juicio consiste en esto: en que la luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz» (Jn 3,19).

Entonces el juicio se resuelve si sabemos ubicarnos en la historia, si vivimos según el instinto o si lo hacemos según el Espíritu, esto nos hace definirnos en la historia de manera clara, ya que estar de parte de DIOS y de Su Obra, exige ubicarnos del lado del Espíritu, caminar bajo su lógica y ser fiel a sus Designios.

Palabra de DIOS

Al confrontarnos con el texto, vemos cómo la Palabra de DIOS, nos muestra la imagen de un DIOS, lleno de Ternura que nada tiene que ver con la del DIOS castigador del que hemos oído hablar desde niño y que tal como ya lo hemos señalado el mundo mismo también nos ha transmitido esa falsa imagen.

Si DIOS, todo lo ha hecho perfecto y siendo los seres humanos sus criaturas favoritas, Él quiere que todos seamos felices y vivamos a plenitud las alegrías de este mundo y las del mundo venidero.

Por eso es que la elevación de Nuestro Señor JESUCRISTO, en la Cruz, tiene su origen en la iniciativa Misteriosa del AMOR de DIOS, que tanto ha amado a la humanidad para que todos los que Crean en Él tengamos Vida Eterna, Y si creemos en Él, tenemos que, no solamente transmitir Su Mensaje con nuestras palabras, sino que tenemos que testimoniar con nuestras vidas, y aunque sea limitadamente podamos exhibir el AMOR de DIOS, por nosotros y por toda la humanidad.

Es decir que debemos configurarnos con el mismo Cristo Resucitado. Donde la experiencia de conversión se vaya verificando en nuestras vidas de creyentes, a medida que entremos en una lógica comunitaria y de solidaridad. Por eso es que la invitación es dejarnos tocar por DIOS, para que comencemos a vivir como JESÚS.

Entendiendo que la Misión del Hijo, no es de condenación. Ya que, cada quien se juzga y se condena, si cree o no en Él, cerrándose a la vida y al Amor, que en Él se han Revelado plenamente.

Obrar de acuerdo a la verdad

De allí, que hoy sea el día, para entender claramente, que obrar de acuerdo a la Verdad, que JESÚS nos transmite, es la consecuencia de haber hecho una opción de vida por la Luz y no por las tinieblas.

Y que, llevar una vida auténtica y coherente con el mensaje que llevamos a nuestros semejantes, no solo es fruto, sino también fortalecimiento de nuestra Fe en la Palabra de Cristo, que es la LUZ del mundo que nos ayuda a borrar toda oscuridad del pecado de nuestras vidas.

Señor JESÚS, en estos momentos de profunda aflicción que vive la humanidad, ayúdanos a entender que Tú te has Encarnado en el mundo no para condenarlo, sino para Salvarlo, por lo que tenemos que optar por la Luz de Tu Verdad y no por los caminos fáciles que nos ofrece la oscuridad.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!

Facebook X Instagram WhatsApp Telegram Google Play Store