Evangelio

“Al atardecer, de aquel tiempo, bajaron sus discípulos a la orilla del mar, y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos; soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse. Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. Pero él les dijo: «Soy yo. No temáis.» Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían”.

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela.

 La Iglesia universal celebra hoy celebra la fiesta, entre otros santos en honor a San Jorge, mártir, cuya gloriosa inmolación tuvo lugar en Dióspolis o Lidda, en Palestina, su martirio lo celebran desde muy antiguo todas las Iglesias, tanto en Oriente como en Occidente. Es Patrono de Inglaterra, de Cataluña y de los Scouts.

Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Juan capítulo 6, del verso 16 al 21, donde se relata el caminar de JESÚS sobre las aguas. Este milagro, como el de la multiplicación de los panes, también se encuentra en la tradición sinóptica, sin embargo, Juan no lo dramatiza. Lo importante para el Hagiógrafo es que JESÚS se Revela aquí, como “YO SOY”, que fue el Nombre con el que DIOS PADRE se le Reveló a Moisés.

  Aunque no lo parezca, es un relato muy importante para el desarrollo de la Fe del discípulo, porque se confrontan los intereses humanos con los designios de DIOS, recordemos que, en el episodio de ayer, JESÚS se le había escabullido a la multitud que quería proclamarlo Rey, después de la multiplicación de los panes, y se había ido solo al Monte, que, en el lenguaje bíblico, es el lugar donde se experimenta la Presencia de DIOS.

  Por el contrario, los discípulos decepcionados y molestos, porque JESÚS no había aceptado la propuesta de la gente, bajan al lago y se van en la barca para Cafarnaúm, y cuando están en medio del lago anochece y el mar, símbolo de las fuerzas del mal, se embravece, los discípulos se acobardan, ya que solo la Presencia de JESÚS les da seguridad, por eso es que basta con escuchar Su Voz, al decirles SOY YO, para que los aterrorizados discípulos lo reconozcan, se calmen y lleguen al instante a tierra firme. Acciones que nos hacen recordar lo que está escrito en el libro de Isaías: “Mis planes no son sus planes, ni sus caminos son mis caminos, dice el Señor.» (Is 55,8).

Al confrontarnos con el texto, podemos ver la falsa compresión que los discípulos tenían de la Misión y del Poder de JESÚS, ya que ellos junto a la multitud querían proclamarlo Rey, porque veían a un hombre capaz de poner orden en el sistema político opresor que los tenía sometido. Y no entendían que la Propuesta de liberación que nos ha traído JESÚS, pasa primeramente por liberarnos de todos los males que se han anidado en el corazón de cada uno de nosotros. Cuestión bien difícil de entender para alguien que ande buscando sacar del poder político, económico, militar o religioso, a otro y él ocupar su puesto para seguir haciendo las cosas tan iguales o peor de lo que están.

 Ya que lamentablemente el poder político, económico, militar, social o eclesial, somete la libertad del ser humano, porque cuando la persona asume un poder transitorio, la mayoría de las veces es el poder que se apodera del ser humano y lo hace enemigo del Amor, que es la impronta de la actuación de un cristiano, y que tal como nos los dice JESÚS, para los que nos llamamos sus seguidores, nuestro poder tiene que estar sustentando en el servicio, y es ese el poder que nos da la fortaleza para luchar por la justicia y el bienestar para todos y nos ayuda a vencer los miedos y las adversidades. Porque el miedo y la ambivalencia es la ausencia de libertad y Fe en el Señor.

  Y si no tenemos esos conceptos claros podemos tener la tentación de hacer como los primeros discípulos que se alejan de la Luz, y se embarcan sin JESÚS, y sin Él la Barca-comunidad comienza a ser atacada por las fuerzas del mal, ya que ha perdido su timonel y su brújula. Sin embargo, el Maestro siempre está a nuestro lado, para decirnos “no teman”, palabras que convierten nuestros miedos en confianza, para asumir con mucha fortaleza las amenazas a la vida que constantemente estamos confrontando. Y junto con Él tocar tierra, para llegar a un puerto seguro, en el que haremos un replanteo de la construcción de una nueva humanidad sin egoísmos y sin exclusiones.

 Señor JESÚS, nuestras dudas, miedos y ambiciones nos alejan de Ti y nos hacen embarcarnos por senderos equivocados, siendo presas fáciles de las fuerzas del mal, no tengas en cuenta nuestros errores y vuelve Tu mirada hacia este pueblo Tuyo para enrumbar nuestro sendero. Amén.

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