Evangelio del Día

Después de esto, Jesús iba de un lugar a otro por Galilea; no quería estar en Judea porque los judíos deseaban matarle. Se acercaba la fiesta de los judíos llamada de Tiendas. Solamente después que sus hermanos fueron a la fiesta subió él también, pero sin decirlo y como en secreto.

Algunos habitantes de Jerusalén decían: «Pero, ¿no es este al que quieren matar? Ahí lo tienen hablando con toda libertad y no le dicen nada. ¿Será tal vez que nuestros dirigentes han reconocido que él es el Mesías?  Pero este sabemos de dónde viene, mientras que cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.»

Entonces Jesús dijo en voz muy alta mientras enseñaba en el Templo: «Ustedes dicen que me conocen. Ustedes saben de dónde vengo. Sepan que yo no he venido por mi propia cuenta: quien me envía es el Verdadero, y ustedes no lo conocen. Él es el que me ha enviado, y yo lo conozco porque vengo de él.»

Los judíos hubieran querido llevarlo preso, pero nadie le puso las manos encima porque todavía no había llegado su hora.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Clemente María Hofbauer, quien nació el 26 de diciembre de 1750, en Tasovice, distrito de Znojmo, Moravia, y murió en Viena, el 15 de marzo de 1820. Fue un presbítero austríaco, de la Congregación del Santísimo Redentor, impulsor de la difusión de esta congregación religiosa en Austria y Polonia.

Beatificaron por León XIII, el 29 de enero de 1888, y canonizado el 20 de mayo de 1909.

En la liturgia del día meditamos los textos: Sb 2,1ª.12-22; Sal 33; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Juan, capítulo 7, del verso 1 al 30. En el que se relata la subida de JESÚS, casi de manera incógnito, a Jerusalén para estar presente en la celebración de las fiestas de las chozas.

Además de eso, se discute sobre el origen Divino de JESÚS y de Su Mensaje. Y que al igual que en los Evangelios Sinópticos, se destaca la falta de fe de la comunidad judía, ya que los judíos afirmaban que del Mesías no se conocería su procedencia y que debía permanecer oculto hasta el momento de su Revelación al pueblo de Israel, y como ellos sabían de dónde venía y que hacía JESÚS, no podía ser el Mesías.

Opinión equivocada

Frente a la opinión equivocada de los judíos que se creen muy conocedores de las Escrituras, JESÚS se presenta como el Enviado de DIOS. No lo hace como quien se vale de un título para imponerse, sino que más bien subraya su total dependencia del Padre y el conocimiento que tiene de Él.

Aunque JESÚS, Revela Su identidad y misión, para el conocimiento pleno de estas realidades de Fe, será necesario esperar «la manifestación de su hora» (Jn 7,30). Pero, sin embargo, la obstinación de sus paisanos, fuerza a que la verdad sobre JESÚS sea llevada, al mundo pagano, que la acepta de una mejor manera.

Al confrontarnos con el texto, y revisar nuestro conocimiento de JESÚS, de Su Misión de Restauración para la humanidad, puede ocurrir que hayamos leído muchos libros y hayamos escuchado muchas charlas, y que JESÚS todavía sea un desconocido para nosotros.

Pues como nos los ha enseñado el Magisterio de la Iglesia a JESÚS se le va conociendo cuando uno entra en contacto con Él, en la oración, en la vivencia de los sacramentos y en la meditación y contemplación de Su PALABRA.

Es allí donde JESÚS nos revela quién es de Verdad, y cómo quiere que nosotros nos configuremos con Él, para ser sus verdaderos seguidores.

Conocer verdaderamente a Dios

En ese discernimiento poder entender que, para conocer verdaderamente a JESÚS, hay que conocer la Sagrada Escritura, y de esa manera podremos entender perfectamente Su Mandamiento, de «amarnos los unos a los otros» porque tal como lo dijo San Jerónimo: «el desconocimiento de la Sagrada Escritura es el desconocimiento de JESUCRISTO».

Debemos, pues, descubrir en la Sagrada Escritura, quién es JESÚS y, en la medida en que lo vayamos descubriendo, iremos también progresando en el camino de nuestra salvación y habremos adquirido la capacidad de ver las cosas a la LUZ del Espíritu de DIOS, para integrarnos en la Gran Misión de hacer realidad el Reino de los Cielos aquí en la tierra.

Señor JESÚS, ayúdanos a entender con la fuerza de Tu Espíritu, que, para poder llamarnos seguidores tuyos, tenemos que vivir de acuerdo a tus designios de AMOR, lo que nos acarreará desprecios e incomprensiones y esa será la mejor prueba de que estamos en el camino correcto.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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