En aquel tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír”. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Decían: “¿No es este el hijo de José?”. Pero Jesús les dijo: “Sin duda me diréis aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún”.
Y añadió: “En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio”.
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y siguió su camino”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana
En este Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia Universal celebra la fiesta entre otros santos, en honor a San Fulgencio de Ruspe.
Nació en Cartago, África, hacia el año 468, y murió a los 66 años, en enero del año 533. Se había propuesto imitar en todo lo posible a San Agustín y lo consiguió admirablemente.
Tanta era la estimación que la gente sentía por él que no le permitió que fuera enterrado en otro sitio sino debajo del altar mayor de la Catedral.
Aún hoy día, en los libros de oraciones de los sacerdotes hay varios sermones de San Fulgencio de Ruspe, gran sabio y gran santo.
La liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Lucas capítulo 4, del verso 21 al verso 30
En el que JESÚS, va a la Sinagoga de Nazaret, y después de leer el libro de Isaías, le explica al pueblo que en Él se cumple lo que está escrito en el pasaje que acaba de proclamar.
Ya que el Espíritu Santo lo ha Ungido para cumplir Su Misión de Mesías, llevando a los pobres la Buena Noticia de que DIOS otorga la liberación y el perdón de los pecados para todos.
El recuento de la historia de Salvación que magistralmente nos comparte el Evangelista Lucas, es una muestra fehaciente de que DIOS tiene una lógica distinta a la nuestra, que no se acomoda a las directrices de lo tradicional, o de lo que normalmente está establecido. Y es que DIOS Actúa casi siempre, muy diferente a nuestro querer, a nuestras suposiciones y a nuestros gustos.
Por eso es que Lucas no se anda con rodeos, al afirmar que JESÚS es el Heraldo del Señor, es el EMMANUEL, DIOS con nosotros, y al no ser de las encumbradas élites sociales del pueblo judío, le demuestra al mundo cuál es Su Opción y Su Camino.
También es pertinente destacar que, el libro del Profeta Isaías le sirve a Lucas, para encuadrar la Misión de JESÚS, que Anuncia Liberación de los poderes fácticos del mal terrenal y espiritual, es decir, el Tiempo de Gracia y Salvación de DIOS para la humanidad.
Ya que, con los ejemplos de lo que hicieron los Profetas Elías y Eliseo, JESÚS quiere mostrar que la Salvación está abierta a la universalidad y no solo al pueblo de Israel, ejemplos que suscitan una indignación en los presentes, al punto de quererlo matar.
Hecho que marca el destino de JESÚS que al igual que todos los Profetas fueron martirizados por decir la VERDAD.
Al confrontarnos con el texto y ver que JESÚS no fue bien recibido por sus contemporáneos, nos damos cuenta que el rechazo y la persecución forman parte de las amenazas que rodean al discipulado cristiano.
Y ese coraje de JESÚS, que a pesar de todos los obstáculos que se le presentaron, llevó hasta las últimas consecuencias la Misión que le había encargado el PADRE, debe de ser un ejemplo constante para Sus seguidores de todos los tiempos, con el cual debemos desarrollar nuestra Misión en situaciones conflictivas y en entornos adversos.
Por eso es que tenemos que asumir de este texto, que es el eje de la labor Misionera de JESÚS, algunos criterios prácticos para la ejecución de nuestra Misión:
Primero: es que es fundamental conocer la realidad local, para ubicar el Anuncio.
Segundo: es que el Anuncio de la Buena Noticia, tiene que tener destinatarios precisos: los ciegos, los menesterosos, los excluidos, los oprimidos, los presos, los explotados.
Tercero: superar el discurso para hacer realidad el Anuncio con el testimonio de vida; y cuarto: asumir con valentía las consecuencias de este programa profético.
De tal manera que si hacemos una revisión de nuestra conducta de vida y la cotejamos con estos criterios prácticos que hemos enumerado, entonces podremos concluir si somos o no somos unos auténticos seguidores de JESÚS, dispuestos a dar Testimonio de nuestro compromiso cristiano en los distintos espacios donde interactuamos.
Haciendo lo que nos corresponde y dejando que DIOS Sea DIOS, sin tratar de ponerle límites, ni condiciones, porque Él Actúa de Manera Misteriosa en el momento que menos esperamos. Y así podremos comprobar que La Medida del AMOR de DIOS es Su AMOR Sin Medidas.
Señor JESÚS, ayúdanos a entender que la Medida de Tu AMOR es Tu AMOR sin Medidas, y al Configurarnos Contigo podamos Amar y orar por los que nos vilipendian y desprecian, evidenciando así nuestro compromiso de hacer realidad Tu Reino de AMOR en medio de nosotros. Amén.
Luis Perdomo
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