En aquel tiempo, Jesús estaba enseñando, y había allí entre los asistentes unos fariseos y maestros de la Ley que habían venido de todas partes de Galilea, de Judea e incluso de Jerusalén. El poder del Señor se manifestaba ante ellos, realizando curaciones. En ese momento llegaron unos hombres que traían a un paralítico en su camilla. Querían entrar en la casa para colocar al enfermo delante de Jesús, pero no lograron abrirse camino a través de aquel gentío.
Entonces subieron al tejado, quitaron tejas y bajaron al enfermo en su camilla, poniéndolo en medio de la gente delante de Jesús. Viendo Jesús la fe de estos hombres, dijo al paralítico: «Amigo, tus pecados quedan perdonados.» De inmediato los maestros de la Ley y los fariseos empezaron a pensar: «¿Cómo puede blasfemar de este modo? ¿Quién puede perdonar los pecados fuera de Dios?»
Jesús leyó sus pensamientos y les dijo: «¿Por qué piensan ustedes así? ¿Qué es más fácil decir: «Tus pecados te quedan perdonados», o decir: «Levántate y anda»? Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados.» Entonces dijo al paralítico: «Yo te lo ordeno: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»
Al instante el hombre se levantó a la vista de todos, tomó la camilla en que estaba tendido y se fue a su casa dando gloria a Dios. Todos quedaron atónitos y alababan a Dios diciendo: «Hoy hemos visto cosas increíbles.» Pues todos estaban sobrecogidos de un santo temor.
Reflexión hecha por: Luis Perdomo. Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Dámaso I. Es elegido Papa en el año 366, y fue quien encomendó a San Jerónimo la traducción de Los libros Sagrados al latín, cuya compilación lleva el nombre de la Vulgata. Es el primer Papa en llamar a la Sede Romana, Santa Sede. San Jerónimo lo llamó el Doctor de la Iglesia Virgen.
En la liturgia diaria meditamos los textos de: Is 35,1-10; Sal: 84; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 5, del verso 17 al 26.
En el que se narran varias situaciones contrapuestas, ya que se inicia describiendo la actividad docente de JESÚS y por cuya referencia habían llegado al lugar desde distintos puntos cardinales, maestros de la Ley, para ver y vivir esa manera de enseñar, haciendo, y por eso es que la segunda acción que se describe en el texto es la manifestación del poder del Altísimo, que ante las miradas de quienes habían ido por curiosidad o para realmente aprender algo nuevo, se estaba realizando muchas curaciones.
La tercera acción es la de un grupo de personas que han llevado a un paralítico para que JESÚS lo sanara, y por no poder abrirse paso entre la multitud, tuvieron que entrar por el techo. JESÚS viendo tal insistencia, le dice al lisiado que sus pecados le han sido perdonados. Por esta afirmación es juzgado por los maestros de la Ley, y Él les dice que para que vea y comprueben su poder de perdonar los pecados a cualquier mortal, invita al paralítico a tomar su camilla y caminar.
Sin más el paralítico hace lo que JESÚS le ha mandado y sale para su casa dando gracias a DIOS. La narración termina destacando dos acciones contrapuestas por parte de los asistentes: estaban asustados y daban gracias a DIOS.
También se destaca el «hoy», característico de la narración Lucana, que actualiza la acción evangelizadora de JESÚS.
Al confrontarnos con el texto, y ponernos en el lugar de los curiosos que fueron a ver la Acción Evangelizadora de JESÚS, podemos revisar las distintas actitudes que hemos asumido a la hora de acercarnos al Maestro para obtener respuestas a nuestras inquietudes y necesidades.
Pudiera ser que en muchos momentos nos hayamos acercado al Maestro con una actitud de «perdona vida», es decir que sabemos todo sobre Él, sobre la liturgia y la Sagrada Escritura y por eso no logramos obtener la enseñanza necesaria.
Paulatinamente, podemos seguir enumerando las otras actitudes: está la actitud de servir de tumulto para no dejar pasar a otros, la de los amigos diligentes que hacen lo imposible para cumplir la misión de llevar a los necesitados a experimentar la acción salvífica de JESÚS.
La actitud de sentirse perdonado y recuperado para comenzar a vivir la vida dando gracias y alabando a DIOS por Su Misericordia, o la de los integrantes de la masa que se asustan ante los hechos inexplicables y alaban a DIOS, aunque no tienen claro el cómo, perciben lo extraordinario del Accionar de DIOS en los acontecimientos diarios de la humanidad.
Lo que nos genera una pregunta bien pertinente: ¿con cuál de estos actores que describe este texto de hoy, relaciono el accionar de mi vida cristiana?
Señor Jesús, ayúdanos a romper todas las barreras que nos separan de Ti, y no permitas nunca que seamos obstáculos para que otros puedan llegar a Ti, sino que, por el contrario, seamos los amigos diligentes para el encuentro Contigo. Amén.
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