«En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio autoridad para expulsar todos los malos espíritus y poder para curar enfermedades. Después los envió a anunciar el Reino de Dios y devolver la salud a las personas. Les dijo: «No lleven nada para el camino: ni bolsa colgada del bastón, ni pan, ni plata, ni siquiera vestido de repuesto. Cuando los reciban en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Pero donde no los quieran recibir, no salgan del pueblo sin antes sacudir el polvo de sus pies: esto será un testimonio contra ellos.» Ellos partieron a recorrer los pueblos; predicaban la Buena Nueva y hacían curaciones en todos los lugares».

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana, Venezuela.

La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San Vicente de Paúl, quien nació el 24 de abril de 1581 en la región de Landas, suroeste de Francia. En el año 1617 fundó la primera Confraternidad de la Caridad y la Congregación de la Misión, y en 1626 estableció una de sus comunidades en el College des Bons-Enfants de París. Falleció en París el 27 de septiembre de 1660. Fue canonizado en 1737 y nombrado patrón de las obras de caridad en 1885.

En la liturgia del día meditamos los textos: Esd 9,5-9; Sal Tb 13,2-5.8 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas, capítulo 9, del verso 1 al verso 6. En el que, JESÚS, le da poderes especiales a sus Apóstoles para sanar enfermos y expulsar demonios y luego los envía a la Misión, también les dice que no deben llevar nada por el camino solo confiar en la Providencia Divina, por lo que deben responder con Bendiciones a la hospitalidad, y con la sacudida del polvo de sus pies en señal de protesta al rechazo de su presencia.

JESÚS, da a los Doce «poder y autoridad», les fija una tarea y una exigencia. El poder que Él les trasmite es el de Amar incondicionalmente a todos los seres humanos, especialmente a los pobres y pecadores. La autoridad es la del Servicio que nace de una interpretación transformadora de la Palabra de Dios, presente en la Sagrada Escritura. Marcándose así, una gran diferencia con el poder de dominación que todos los grupos: políticos, económicos y religiosos utilizan para manipular a las demás personas.

JESÚS, ejercen un poder restaurador que reconcilia a los seres humanos con el Ser Trascendente que algunos llamamos DIOS, con el medio ambiente que los rodea y fundamentalmente entre sí, reconocerse como prójimo, es decir como un semejante que tiene la misma dignidad concedida por el Creador. La tarea que el Maestro asigna a sus inmediatos colaboradores, es la continuación de la Misión que Él mismo realiza: luchar contra el mal, sanar las dolencias, liberar de las esclavitudes y anunciar las Buenas Noticias del Reino de Dios.

La exigencia es la misma que Él asume: libertad en el camino y gratuidad en la casa. Son recomendaciones lógicas, ya que el exceso de equipaje retrasaría la actividad Evangelizadora y la construcción de casas propias los distraería de la tarea fundamental. El resultado de la Misión será invaluable, porque el Evangelio que los Misioneros comunican cambiará la situación de todas las personas que escuchen ese mensaje y lo conviertan en un patrón de su vida.

Al confrontarnos con el texto, podemos decir que, quienes creemos en JESÚS, en algún momento de nuestras vidas, hemos percibido en mayor o menor grado, el llamado a una vida de mayor compromiso con los Valores del Reino. Cada llamado es personal y ese llamado nos habilita para cumplir una Misión bien específica en nuestras familias, en la comunidad eclesial y en la sociedad en general.

Por lo que no es necesario ir de Ciudad en Ciudad, para Testimoniar la Alegría de nuestro Encuentro con el Resucitado, ya que desde nuestra familia y desde nuestra propia vida podemos lograrlo, sin menoscabo, de que a muchos discípulos se le asignaran misiones especiales que requerirá a otras latitudes distintas a su hábitat natural.

Así que, como discípulos de JESÚS, tenemos la oportunidad y la misión de llevar Su Mensaje de reconciliación a todos los lugares que nuestras fuerzas permitan y en todas las situaciones del día a día de nuestras vidas, para que la Autoridad de la Verdad y el poder del AMOR, conferidas por nuestro Salvador y Redentor, Transforme las realidades del mundo que nos rodea.

Señor JESÚS, Danos la Fuerza de Tu Espíritu para asumir la Misión de llevar Tu Mensaje de reconciliación a todos los lugares que nuestras fuerzas permitan y en todas las situaciones del día a día de nuestras vidas, para que la Autoridad de la Verdad y el Poder del AMOR, conferidas por Ti Transformen las realidades del mundo que nos rodea. Amén.

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