«En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?» Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?» Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.» Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios «los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.» De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera.
Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.» Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos».
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
En este Vigésimo Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia Universal celebra la fiesta entre otros San Francisco de Borja. Religioso español que fue el tercer prepósito general de la Compañía de Jesús, se dedicó a la predicación y obedeció a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, quien lo había nombrado antes de ser superior general, Comisario de España en las Indias. Nació en Gandía (Valencia), en 1510 y murió en Roma, en el año 1572. Fue canonizado en 1671, por el papa Clemente X. Es el patrón de la ciudad que le vio nacer, Gandía, y las fiestas patronales en su honor se celebran entre finales de septiembre y su onomástica
Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos capítulo 10, del verso 2 al verso 16, En el que los fariseos ponen a prueba a JESÚS, recordando una norma de la Ley de Moisés, respecto al divorcio que ellos interpretan según su concepción patriarcal de la sociedad y de la inferioridad de la mujer, en cuanto a ser sujeto de derecho, que se tenía por propiedad del esposo. JESÚS los remite a la Voluntad original de DIOS, ya que el certificado de repudio que ellos invocan es una concepción temporal de DIOS debido a la dureza de sus corazones.
Porque el Proyecto original de DIOS para la humanidad contempla que la mujer y el hombre, creados a su imagen y semejanza, se complemente y se amen, donde la debilidad del hombre sea fortalecida con los dones y carismas de la mujer y viceversa, y conscientes de sus debilidades y fortalezas puedan respetarse su dignidad, y desde esa relación de amor mutuo, puedan formar un solo ser que sea recipiente de la Fuente de la Vida que Es DIOS, para dar lugar al nacimiento de otros seres que se sientan amados desde su nacimiento.
Y es que la unión matrimonial del hombre y la mujer da lugar a la formación de una familia, perfectamente constituida, es una Alianza en comunión fiel y creciente por lo que un hombre y una mujer participan del Amor Creador y Liberador de DIOS, lo que genera un dinamismo que es Fuente de Vida y no de servilismo, de Comunión y no de sumisión.
Al confrontarnos con el texto, podemos ver que JESÚS hace dos afirmaciones relevantes. La primera de todas es que no es Voluntad de DIOS que el hombre esté por encima de la mujer, porque fueron creados iguales para formar juntos una nueva realidad, «una sola carne», como subraya la expresión bíblica. De modo que los dos juntos, entregándose, amándose, uniéndose y siendo fecundos, son la imagen de DIOS, Personificado es JESÚS, que es Puro AMOR y Misericordia.
La segunda afirmación es que la Ley de Moisés había buscado un «cauce» legal para los casos en que el matrimonio no funcionaba, por culpa de la «estrechez de corazón», que es la terquedad de los hombres. Por eso es que JESÚS no descalifica directamente la Ley de Moisés, como esperaban los fariseos. Sino que se remonta y les «recuerda» cuál era el reto del Proyecto Original de DIOS, que es el Amor para siempre, donde el hombre y la mujer «sean una sola carne», un solo Proyecto de Vida.
Ese reto del Proyecto Original de DIOS, sigue siendo el reto de nuestra época, de todos los que nos llamamos seguidores de JESÚS, y que con la bendición de DIOS hemos conformado una Familia, que es el de seguir defendiendo con nuestras palabras y con nuestro testimonio de vida matrimonial, lo que nos relata el libro del Génesis, sobre el matrimonio y la familia y al superar nuestros desencuentros, poder acompañar a muchos hogares en crisis, atendiendo cada caso particular, con el dinamismo evangélico de la compasión y la misericordia necesaria.
Señor JESÚS, ayúdanos a entender que el matrimonio es una Alianza en el que un hombre y una mujer participan del Amor Creador y Liberador de DIOS, donde ambos se complementan, por lo que es Fuente de Vida y no de servilismo, de Comunión y no de sumisión. Amén.
Luis Perdomo
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