Evangelio del Día. Marcos 2,23-28:

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«Un sábado Jesús pasaba por unos sembrados con sus discípulos. Mientras caminaban, los discípulos empezaron a desgranar espigas en sus manos. Los fariseos dijeron a Jesús: «Mira lo que están haciendo; esto está prohibido el día sábado.» Él les dijo: «¿Nunca han leído ustedes lo que hizo David cuando sintió necesidad y hambre, y también su gente? Entró en la Casa de Dios, siendo sumo sacerdote Abiatar, y comió los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes; y les dio también a los que estaban con él.» Y Jesús concluyó: «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Sepan, pues, que el Hijo del Hombre, también es dueño del sábado.»  

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

La Iglesia universal celebra hoy, entre otros santos, la fiesta en honor a Santa Priscila o Prisca. Nació en Roma, razón por la cual la capital italiana acogió una basílica en su nombre en la colina del Aventino. Fue a los 13 años cuando le propusieron que renunciara a su fe religiosa para convertirse a través de un ritual de sacrificio en el que solo debía poner sobre el fuego unos granos de incienso. Pero la joven, firme en sus convicciones, rechazó tal propuesta, diciendo: «Yo solo soy de Jesucristo».

Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de JESUCRISTO, según San Marcos capítulo 2, versos del 23 al 28. en el que se relata el episodio donde los discípulos de JESÚS, en la medida que van caminando arrancan espigas para comer, porque tenían hambre, algo muy normal, tanto en los tiempos en que JESÚS vivió su vida terrena, como ahora. Sin embargo, los fariseos se escandalizaron porque los discípulos de JESÚS hicieron eso, un sábado, día en que estaba prohibido cualquier trabajo.

 Porque para los judíos la observancia del sábado era uno de los pilares fundamentales del orden religioso establecido por las autoridades judías para relacionarse con DIOS; de allí que consideraran como un escándalo, lo dicho por JESÚS: de que «el Hijo del Hombre también es dueño del sábado». Y es que, en Su Misión de liberador del hombre, JESÚS tiene que romper ciertas ataduras religiosas convertidas en una especie de tabú. Una de esas ataduras es la celebración del sábado, llevado a la exasperación, hasta constituir una encerrona para la gente pobre y permitir que los fariseos se les echen encima a los discípulos por arrancar unas pocas espigas.

 Por eso es que el Maestro les da una lección de vida, ya que, para JESÚS, no vale ninguna ley, por sagrada que sea, si se vuelve opresora. En Su Enseñanza les recuerda un episodio protagonizado por el Rey David, de cuyo comportamiento religioso ningún israelita dudaría, y con el cual JESÚS les hace ver el carácter contradictorio de las reglas que olvidan el Verdadero sentido de la Voluntad de Divina. Poniéndose de manifiesto que esta Voluntad se hace vida en el Hijo del Hombre, que restituye y pone las cosas en su justo lugar: «el sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado».

  Al confrontarnos con el texto, vemos que los discípulos de JESÚS, son amonestados por sus paisanos, por el simple hecho de arrancar unas espigas y saciar su hambre en un día sábado. Para nosotros ese hecho puede parecer insignificante, pero para una persona cuya religiosidad raye con el fanatismo, este acto es un verdadero sacrilegio. Y es que uno de los pecados de toda religión es el de colocar como norma y realidad última, las doctrinas y los cánones, olvidándose que el centro de toda experiencia religiosa, es única y exclusivamente una verdadera vida de paz y felicidad del hombre y la mujer al relacionarse con DIOS de manera libérrima.

Por eso es que los que nos consideramos seguidores de JESÚS, siempre tenemos que tener presente el Gran Mandato de Nuestro Señor: «Amar a DIOS y Amar al prójimo». Lo que nos permite inferir, que cada vez que se nos presente un dilema de cómo actuar, frente a una práctica ritual, o a una instrucción fijada por una autoridad religiosa, política o militar, tendremos que recurrir a la Propuesta del Reino que nos hace JESÚS, y, observarla, si está en consonancia con esa Propuesta y desecharla, si es contraria a la Propuesta de DIOS.

 Porque nuestra Salvación no depende de la observancia de prácticas rituales, ni de observación de normas ajustadas a los intereses de quienes ejercen los poderes terrenales, sino de la Observancia de la Ley de DIOS que nos ayuda a valorarnos a todos como hijos de DIOS y hermanos entre nosotros. Obviamente que no es fácil y por eso es que la humanidad está urgida de Verdaderos Testigos de JESÚS, que nos configuremos integralmente con Su Ser y Su Hacer.

 Por lo que es necesario tener en cuenta que, para poder Configurarnos integralmente con JESÚS, tenemos que tener una lectura asidua de Su Palabra y una oración constante para pedirle firmeza y libertad espiritual. Ya que JESÚS Pudo Vivir de manera Libre para hacer el bien y Amando hasta el extremo de morir por nosotros, porque Tenía una Libertad de Espíritu, que le hacía Mirar y Actuar más allá de las mezquindades humanas de su tiempo, y esa Libertad y Fortaleza la Tuvo por Su Encuentro diario en la Oración con el PADRE.

Señor JESÚS, aleja de nuestro corazón, todo fariseísmo, de creernos autosuficientes y realizados. Perdona nuestra tendencia de querer imponer cargas insoportables en los hombros de los demás, sin evaluar nuestras propias responsabilidades. Amén.

 

Luis Perdomo

 

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