En aquel tiempo, Jesús subió al monte y llamó a los que él quiso, y se reunieron con él. Así instituyó a los Doce, a los que llamó también apóstoles, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, dándoles poder para echar demonios.
Estos son los Doce: Simón, a quien puso por nombre Pedro; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, el hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo, y Judas Iscariote, el que después lo traicionó.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Mario. Según la tradición este santo llegó con su esposa Marta y sus dos hijos: Andifaz y Ábaco desde Persia a la costa italiana en el año 207.
Allí les toca enfrentarse a la cruel persecución sufrida por los cristianos, donde mueren dando testimonio de su fe. Este testimonio, real y sincero, lo hace pasar a la historia hagiográfica.
En la liturgia del día meditamos los textos: 1Sam 24,3-21; Sal 55; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Marcos, capítulo 3, del verso 13 al 19. En el que se relata el llamado que JESÚS, hace a sus Doce apóstoles o colaboradores más cercanos.
Buscar alivio a sus males
Asediado por el sinnúmero de afligidos que buscan un alivio para sus males, JESÚS busca ayudantes, para que colaboren con Él en la misión sanadora y regeneradora de la humanidad. Por eso los dota de unos dones especiales para el servicio, por lo que puede decirse que, JESÚS, elige a los Doce para que convivan con Él y para ser los primeros multiplicadores de su acción evangelizadora.
Muy pertinente es destacar que fue en un cerro donde Moisés, el que representa la Ley, y Elías, el más grande de los Profetas, se reunieron con Dios: Allí les confió Dios su misión (Ex 19; 1 Re 19).
En un cerro donde JESÚS llamó a los que iba a asociar de manera especial a su propia misión: estarán con Él, y anunciarán la Palabra y expulsarán demonios.
Marcos nos indica así lo que es la Iglesia: una comunidad reunida por JESÚS y alrededor de Él, donde los hombres reciben la Palabra de Dios y librados de la esclavitud del demonio.
Los doce
¿Qué sabemos de estos Doce que pasarían a ser los más cercanos colaboradores de JESÚS, las bases de su Iglesia, los maestros de la fe? El núcleo del grupo lo formaban pescadores del lago, y con ellos un publicano, Mateo; un maestro de la Ley, Bartolomé, y algunos más, de los cuales solo sabemos que JESÚS los había escogido entre hombres del pueblo.
Esos Doce llamados dentro de un grupo mayor de seguidores que de acuerdo a sus posibilidades continúan aprendiendo directamente de JESÚS, y acompañándolo en muchas de sus actividades.
Es de hacer notar que, JESÚS no pertenecía más a los pobres que a los ricos, Él había venido para salvar a todos, pero su obra la empezaría con los pobres. Siendo hijo de artesanos, se había ubicado entre la gente sencilla, ya que, como cualquier hombre debía ubicarse en un ambiente y en un grupo social donde se sintiera más a gusto.
Por eso, llegada la hora, hallaría a sus apóstoles entre la gente común, hombres sencillos pero responsables.
Lógica del seguimiento
Al confrontarnos con el texto, vemos que el evangelista Marco nos los presenta, para que se lea en la lógica del seguimiento y del discipulado y no bajo una interpretación jerarquizante y exclusivista.
Por eso es que los Doce los llamaron a intensificar su experiencia de vida, no a imponer sus criterios a los demás miembros de la comunidad, por lo que cada uno de los llamados, lejos de sentirse como los más idóneos, se siente como los menos aptos, por lo cual necesitan intensificar su preparación para asumir integralmente su misión.
Además de la Convivencia con JESÚS, y del envío a predicar, los Doce también reciben el poder para luchar contra el mal. La expulsión del maligno completa los tres elementos que caracterizan el llamado de los Doce.
Pero ¿quiénes son estos hombres que reciben tal responsabilidad y reconocimiento dentro de la comunidad de JESÚS? Son pues, personas simples y sencillas como tú y como yo, que ponen al servicio de Las Buenas Nuevas, todas sus capacidades y sus pocos o muchos recursos económicos, y de esta manera hacer realidad el REINO de DIOS aquí en la tierra.
Señor JESÚS, danos el discernimiento necesario, para que a imitación de tus primeros colaboradores sepamos entender que el servicio está por encima de la vanidad de creernos imprescindibles y así podamos inscribir nuestros nombres en el banquete de la vida eterna.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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