“En aquel tiempo al volver los apóstoles a donde estaba Jesús, le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús les dijo: «Vámonos aparte, a un lugar retirado, y descansarán un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar despoblado. Pero la gente vio cómo se iban, y muchos cayeron en la cuenta; y se dirigieron allá a pie. De todos los pueblos la gente se fue corriendo y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente”.

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana

En este Décimo Sexto Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia Universal celebra  la fiesta entre otros santos en honor a San Federico, de Utrecht, Holanda, Obispo y Mártir, nacido en esta misma ciudad a finales del siglo VIII. Elegido obispo el año 825, donde se dedicó a la tarea de llevar el cristianismo al norte del país que aún permanecía en el paganismo. Un día en que estaba celebrando una misa de acción de gracias tras una visita pastoral por toda la Diócesis, entraron en la iglesia dos asesinos que acabaron con él.  Esto ocurrió el 18 de Julio del 838

Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos capítulo 6, verso 30 al verso 34, en el que se narran dos acciones, que, aunque tienen un mismo denominador, que es la preocupación del Maestro por las personas, están bien diferenciadas en cuanto a sus destinatarios. En la primera JESÚS sostiene un encuentro fraterno con sus discípulos, que tiene tres momentos: primero: ellos le cuentan lo que había hecho; segundo: Él los invita a descansar y hacer una revisión; tercero: se da cuenta que hay que apartar un tiempo para que los discípulos tomen su alimento.

Y es que JESÚS, los Ama tanto que está pendiente hasta de sus necesidades básicas. Por eso también los invita al descanso, es consciente de que el trabajo de la Misión es arduo, ya que debían predicar, expulsar demonios y curar enfermos, por eso no les queda tiempo ni para comer. Sin lugar a dudas que este texto, apunta aspectos que tienen que ver con una pedagogía integral e integradora, de las necesidades vitales del cuerpo humano, con las necesidades afectivas hacia sus semejantes.

En la segunda acción, nos dice que la gente al percibir que, JESÚS se había marchado al otro lado del lago, corrieron para alcanzarlo. JESÚS siente lástima de ellos porque estaban como ovejas sin pastor, se trata de personas que no han encontrado todavía una verdadera comunidad y JESÚS siente compasión por ellas, y se pone a enseñarles muchas cosas, como un Pastor que cuida y da la vida por las ovejas. Hablando como los profetas, nunca los encerraba en su problema personal: su propia superación iba a la par con una renovación de su ambiente. Los veía abrumados de dificultades, pero les levantaba el ánimo mostrándoles «signos de esperanza».

Al confrontarnos con el texto, vemos que los Apóstoles están cansados. Al final de esa misión necesitan descansar y a la vez hacer un recuento de sus experiencias. Porque JESÚS no los instruye sólo con la Palabra, sino que los forma ayudándoles a reflexionar sobre lo que hicieron y lo que vieron. También nosotros al final de cada jornada, necesitamos postrarnos a los pies del Maestro para contarle nuestros éxitos y fracasos, nuestros desencantos ante tantas dificultades y Él con su Pedagogía Excelsa sabrá darnos el consuelo y la orientación necesaria para continuar la marcha.

Y en cuanto a la segunda parte del texto, nos podemos confrontar a modo de interrogatorio: ¿somos pastores para nuestra sociedad que está urgida de DIOS? ¿Por qué tan a menudo esperamos a que los sacerdotes, las religiosas o algunos laicos cuidadosamente escogidos tomen la iniciativa de formar nuevas comunidades? ¿Por qué somos tan tímidos para proponer a «los que están fuera» la luz de la Fe que hemos recibido gratuitamente y permitirles así que descubran en familia, en comunidad, esta riqueza?

Señor JESÚS, danos la fuerza necesaria para configurarnos contigo y poder ir al encuentro de todos nuestros semejantes, comulgando con sus vidas, sus sufrimientos y sus esperanzas, y en comunidad podamos cambiar, el rencor por el servicio y la exclusión por la solidaridad. Amén.

Luis Perdomo

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