Evangelio del Día. Mateo 12,46-50

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 “En aquel tiempo, mientras Jesús estaba todavía hablando a la muchedumbre, su madre y sus hermanos estaban de pie afuera, pues querían hablar con él.  Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo.» Pero Jesús dijo al que le daba el recado: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» E indicando con la mano a sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Tomen a cualquiera que cumpla la voluntad de mi Padre de los Cielos, y ése es para mí un hermano, una hermana o una madre.» 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta en honor a nuestra querida madre María bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, que es una de las diversas advocaciones de la Virgen María. Su denominación procede del llamado Monte Carmelo, en Israel, en la ciudad de Haifa, un nombre que deriva de la palabra Karmel o Al-Karem y que se podría traducir como ‘jardín”. Es que nuestra Madre es la Rosa más bella del jardín de la historia. Felicitaciones para la feligresía de las Parroquias el Callao y de Vista al Sol, por sus fiestas Patronales.

Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 12, verso 46 al verso 50. En el que se plantea de manera bien radical acerca de quiénes son las personas más cercanas a JESÚS. Este episodio cierra la primera parte del libro de Mateo, desde ahora el Señor entablará una relación privilegiada con el grupo de quienes le han seguido desvinculándose de lazos naturales, ya que los vínculos familiares no cuentan si falta la sintonía en la vida de la F e.

 El texto nos dice, que por un lado se encuentran la multitud que escucha la Palabra de DIOS y por el otro lado los familiares de JESÚS. En este contraste se puede reconocer los nuevos vínculos de la comunidad del Reino, que va más allá de los nexos familiares. JESÚS, aclara que la nueva familia se constituye a partir del cumplimiento de la voluntad de DIOS. Así esta gran familia de hermanos en la Palabra, son ya un signo de la Presencia del Reino de DIOS en la historia. Y esta condición de familia de DIOS, no excluye, más bien acoge, abre sus puertas y no discrimina.

 Importante es destacar, que JESÚS con sus Palabras, en ningún momento quiere renegar de su familia y mucho menos de Su Madre que es su primera seguidora y discípula al decir: “Yo soy la esclava del SEÑOR hágase en mí según tus palabras”. Sino que le abre la posibilidad para que cada uno de sus seguidores se sientan tan importantes y tan cercanos a Él, como los miembros de su familia consanguínea. Este es el sentido de estas Palabras, ellas nos expresan con claridad que el discípulo de JESÚS, se hace parte de su familia en la medida que cumpla con su mandato de Amor. Él nos sigue invitando a cumplir la voluntad del Padre del Cielo y permanecer así, como un miembro más de su gran familia, que es Su Iglesia.

  Al confrontarnos con el texto, nos resuenan estas palabras bien severas: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» que son como un timbrazo seco más que una sentencia definitiva. Esto es un grito de atención a los discípulos de JESÚS, en su Iglesia de todos los tiempos, que indudablemente seremos los que hagamos la Voluntad del Padre, según las enseñanzas del Maestro en Su Programa de las Bienaventuranzas. Ya que, para ser parte de la familia de JESÚS, sólo es necesario una sola cosa: la escucha de Su Palabra y ponerla en práctica, y para eso no hay distinción de raza, ni de condición social alguna.

 Y es que, optar por entrar al círculo de JESÚS, a su casa, a su familia, supone acelerar ciertos procesos y detener otros. Porque si lo fundamental para nuestra vida es la búsqueda de la voluntad de DIOS en el seguimiento de JESÚS, entonces muchas preocupaciones resultan superfluas y muchas acciones que juzgamos como grandes equivocaciones, se convierten solo en dificultades de las que podemos aprender.

 Por eso hoy es el día para preguntarnos: ¿Estoy dispuesto para la escucha de la Palabra y ponerla en práctica y de esta manera formar parte de la familia de JESÚS? ¿Qué estoy haciendo para combatir el individualismo que es lo contrario de la vida en comunidad, signo fehaciente de la familia de JESÚS? ¿De qué manera propicio, el encuentro comunitario, y el servicio como norma de vida de mi compromiso cristiano? 

Señor JESÚS, danos un espacio en Tu verdadera familia, la que hace la voluntad del Padre que Tú nos has Revelado y cuyo propósito es el de que cada día seamos más humanos, y solidarios, para combatir las injusticias y las desigualdades. Amén.      

Luis Perdomo

 

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