Evangelio del Día

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Han oído que se dijo a los antiguos: «No jurarás en falso» y «Cumplirás tus votos al Señor.» Pues yo les digo que no juren en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A ustedes les basta decir «sí» o «no». Lo que pasa de ahí viene del Maligno.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia universal celebra la fiesta entre otros santos, en honor a Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, religiosa española, fundadora de la congregación de Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad.

Nació en Madrid, España el 1 de enero de 1809 y murió en Valencia, España, el 24 de agosto de 1865. El 7 de junio de 1925 el Papa Pío XI la proclamó beata, el mismo Pontífice la canonizó el 4 de marzo de 1934.

Liturgia del día medita los textos: 1Re 19,19-21; Sal 15; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 5, del verso 33 al 37. En el que el JESÚS les presenta un desafío a Sus discípulos de todos los tiempos, para que seamos unas personas auténticas, firmes y consecuentes a la hora de asumir nuestros compromisos y comportamientos personales en los distintos campos de la vida personal, familiar y social.

Se trata de vivir y actuar con franqueza y transparencia en las relaciones sociales, procurando con nuestras conductas ecuánime, generar confianza en cada uno de los miembros de la comunidad.

Pertinente es destacar que, a lo largo de la historia de la humanidad, ha habidos personas que se toman sus compromisos personales de manera radical y por eso se dice: «aquella persona es de una sola palabra» o «su palabra es un documento», sobremanera en los que dedican a «las peleas de gallo» que deben de tener «palabra de galleros».

Pero también hay muchos que somos muy dados a tomar nuestros compromisos muy alegremente, por lo que poco nos importa faltar a los compromisos contraídos, incluso si lo hemos hecho con DIOS.

El «sí» o el «no»

Sin tener en cuenta que a DIOS le agrada el «sí» y el «no», esos que salen del corazón del hombre o la mujer íntegra, aquellos a los que la Sagrada Escritura llama: «rectos de corazón».

Pero que es solo desde la Gracia y el AMOR derramado por DIOS, en el corazón de cada ser humano, con la que se puede tener la suficiente entereza para poder actuar con la sinceridad, que Él espera de nosotros.

Ya que la sinceridad es comparable con la transparencia con la que actúa una persona que es pura y no tiene segundas intenciones, y que deja en Manos de DIOS la Verdad de su actuación.

Al confrontarnos con el texto, vemos que hoy como ayer seguimos actuando con mucho desparpajo frente a los compromisos que tenemos como ciudadanos y como creyentes, ya que tenemos una mentira a «flor de labio» para todo y somos muy dados a faltar a nuestros juramentos, incluso lo que hemos hecho al frente del Altar del Señor, por lo que constantemente estamos pisoteando los más elementales valores éticos y cristianos.

Y con ese comportamiento personal y colectivo, hemos destruido todo el andamiaje moral de nuestra sociedad, para sumergirnos en esta dramática situación que estamos viviendo.

Jurar

Lo digo porque la mayoría de los que hemos hecho el juramento de fidelidad en el altar hemos sucumbido ante la tentación, los que fuimos padrinos hacemos un compromiso de guiar a nuestros ahijados y después de la fiesta nunca nos acordamos de ese juramento.

Y ni se diga de los médicos que juran defender la vida, y muchos son «abortistas» o pocos les importa la atención de un paciente. Los funcionarios públicos, militares y policiales que juran defender las leyes y luego las pisotean. Los periodistas que debemos informar y educar y no nos resistimos ante la tentación de «montar ollas», o sacar una «fake new», esto por poner algunos ejemplos palpables.

Por eso es que hoy JESÚS nos hace esta advertencia, sobre el abuso de los juramentos, que nos hace decir mentira. Y nos exhorta a dar respuestas sencillas, de «un sí» o de «un no», para poder construir esa Nueva Humanidad que constantemente le estamos pidiendo, en la cual es imprescindible nuestra participación.

Por lo que hay la necesidad de tener la convicción de que, al asumir el compromiso, que JESÚS nos pide estaremos cumpliendo con DIOS, con nuestra familia, con nuestra Iglesia y con nuestra sociedad.

Señor JESÚS, siembra Tus ansias de Libertad en nuestros corazones, para que de ellos nazca palabras y actitudes alejadas de toda sospecha de falsedad y doblez, y con nuestra autenticidad podamos construir una sociedad de valores y de principios cristianos.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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