Sao Paulo, Brasil. En apenas dos años el Bragantino ha pasado de jugar en la Segunda División del Campeonato Brasileño a disputar su primera final internacional en la Copa Sudamericana, en la que se medirá ante el también brasileño Athletico Paranaense el sábado, en Uruguay.

La ascensión meteórica del equipo de Bragança Paulista, interior del estado de Sao Paulo, comenzó cuando se convirtió en un club de la factoría Red Bull, al estilo de lo que pasó en Alemania con el Leipzig o en Austria con el Salzburgo.

Desde que en abril de 2019 pasó a ser administrado por el grupo austríaco no ha parado de sumar éxitos. Ese año se proclamó campeón de la Segunda División y volvió a la élite del fútbol brasileño dos décadas después.

En 2020 consigue una plaza para la Copa Sudamericana y, en su retorno a una competición internacional tras 25 años de ausencia, llega a la final del torneo de plata de la Conmebol contra todo pronóstico.

Su éxito se basa en un modelo deportivo con una planificación a largo plazo que apuesta por el talento joven y un técnico profundamente estudioso que vive por y para el fútbol.

Desde que firmó su alianza con Red Bull, el club ha invertido cerca 150 millones de reales (casi 30 millones de dólares) para adquirir jóvenes promesas de hasta 24 años provenientes de los grandes clubes de Brasil.

Las razones son múltiples: los futbolistas jóvenes absorben mejor la filosofía agresiva y ofensiva del club y, si explotan, pueden venderse por un buen puñado de dinero, como ocurrió con el brasileño Claudinho, vendido este año al Zenit ruso, tras ganar el oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

ARTUR, LA ESTRELLA

Ahora la gran estrella del equipo es el atacante Artur, de 23 años. Criado en la base del Palmeiras, es uno de los grandes artífices de que el Bragantino esté en la final de la Sudamericana.

Ha marcado siete goles en la competición continental, dos en las semifinales ante Libertad paraguayo, cuatro en cuartos de final frente a Rosario Central argentino y otro más en la fase de grupos.

Tiene un excelente golpeo de balón y sabe moverse entre líneas con extrema facilidad. En la faceta ofensiva le acompañan el extremo argentino Tomás Cuello, de 21 años y cedido por el Atlético Tucumán de su país; e Ytalo, que vive una segunda juventud a sus 33 años.

En el centro del campo se destaca el portentoso Bruno Praxedes, de 19 años, formado en el Internacional de Porto Alegre y a quien le gusta sorprender desde segunda línea.

El TÉCNICO BARBIERI, EN BUSCA DE SU PRIMER GRAN ÉXITO

Desde septiembre de 2020 está al frente de la primera plantilla Maurício Barbieri. Más de un año seguido al frente de un equipo de Primera División de Brasil, todo un hito para un país acostumbrado a despedir a sus entrenadores a las primeras de cambio.

Barbieri, de 40 años, busca su afirmación como técnico. Sin un pasado como jugador profesional, su carrera en los banquillos empezó en el ámbito académico, entrenando a diversos equipos universitarios.

Estudió en las categorías inferiores del Oporto, donde absorbió los métodos de preparación del club portugués. Su primera gran prueba como entrenador fue en el Flamengo, el equipo más popular de Brasil, en 2018. Se despidió antes de completar 40 partidos.

Después dirigió a Goiás, América Mineiro y CSA durante breves periodos de tiempo. Su método se basa en el análisis minucioso del rival. No quiere cabos sueltos y se prepara al dedillo los partidos.

Consolidado ya en Bragança Paulista, ahora busca desprenderse del sentir generalizado de que no está hecho para dirigir a un grande y confirmarse como uno de los nombres más destacados de la nueva generación de entrenadores brasileños.

La Copa Sudamericana podría ser la guinda a una temporada excepcional que ha llevado al Bragantino a su primera final internacional y a situarse, de manera provisional, en los puestos de la zona noble del Campeonato Brasileño.

EFE noticias

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