Irán vive en un clima de inquietud el primer aniversario de la muerte de Mahsa Amini, con una fuerte presencia policial en las calles, duras advertencias de las autoridades y pocas llamadas a salir a las calles de nuevo.
La muerte de Amini el 16 de septiembre de 2022, tras haber sido detenida por no llevar bien puesto el velo, provocó fuertes protestas al grito de «mujer, vida, libertad» que durante meses pidieron el fin de la República Islámica y que se apagaron tras una represión que causó 500 muertos, miles de detenidos y en las que fueron ejecutados siete manifestantes, uno de ellos en público.
Un año después apenas hay llamadas públicas a protestar de nuevo en medio de una fuerte represión en la que han sido detenidos activistas, periodistas, abogados y familiares de muertos en las manifestaciones del año pasado.
“Aquellos que intenten abusar del nombre de Amini, usar este pretexto para ser un agente de extranjeros para crear inestabilidad en el país, sabemos lo que les sucederá”, dijo hace unos días el presidente de Irán, Ebrahim Raisí, a la televisión estadounidense NBC.
La advertencia del mandatario se suma a las de otros altos cargos, como la Poder Judicial iraní, que aseguró que actuarán con “determinación” ante nuevas protestas y advirtió que las fuerzas de seguridad e inteligencia están vigilantes.
ANTIDISTURBIOS
Y de hecho en las calles de ciudades como Teherán o Karaj ha aumentado de forma considerable la presencia de efectivos policiales, en algunos casos con equipamiento antidisturbios.
Es el caso de la popular plaza de Tajrish, en el norte de la capital, donde ha sido desplegados un gran número de efectivos antidisturbios, protegidos con cascos, armaduras y todo el equipamiento.
La situación se repite en el cruce de Parkway, donde un grupo de policías motorizados vigila la zona, y también en áreas como la plaza Valiasr o Enqelab, donde está situada la Universidad de Teherán, aún cerrada por el parón veraniego.
Además, circulan por la capital grupos de policías en motos, al igual que el año pasado durante las protestas.
Activistas han informado de que en el Kurdistán iraní, de donde procedía Amini, se ha producido un fuerte despliegue de fuerzas de seguridad, en especial en su ciudad de natal, Saqez.
Esa intensificación de las fuerzas de seguridad en las calles se suma a la de las patrullas que advierten a las mujeres que se cubran con un velo, que volvieron a reaparecer en julio.
INTERNET
Los servicios de internet han sufrido algunas limitaciones en los últimos días, tal y como ha informado NetBlocks, plataforma que supervisa la conectividad de los usuarios y la censura en la red.
Esa ralentización de internet se ha producido hasta ahora de noche y de manera limitada, según NetBlocks.
Las autoridades iraníes han atribuido la bajada en la velocidad de las redes a la “instalación de nuevos equipos en algunas zonas”.
De cualquier forma las redes sociales siguen bloqueadas en el país y es necesario el uso de VPN (programas antifiltros de internet) para acceder a ellas.
Las redes sociales jugaron un importante papel durante las protestas erigidas en altavoces de los manifestantes.
SIN LLAMAMIENTOS A PROTESTAR
En estas circunstancias apenas se han producido llamamientos a protestar de nuevo en medio de la represión y el desencanto.
El mayor gesto de descontento y desobediencia es la negativa de muchas mujeres a no taparse el cabello con un velo, a pesar de las confiscaciones de vehículos, la negación de servicios en oficinas públicas o la vuelta a las calles de patrullas que les advierten de que se cubran.
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