Durante el segundo trimestre de este año, Venezuela se ha convertido en una nación exportadora de productos ganaderos, abarcando la ganadería caprina, bufalina, ovina y bovina, informó el presidente Nicolás Maduro tras la aprobación del decreto.

El informe de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), con datos registrados hasta marzo de 2024, la nación posee aproximadamente 300.000 cabezas de ganado disponibles para el mercado global.

Esta reserva destinada a la exportación no influye negativamente en la distribución nacional de proteínas, ya que la producción satisface el 95% de la demanda local, cubriendo solo el 5% restante mediante importaciones.

El objetivo de Fedenaga es introducirse de manera sostenible a los mercados globales de carne, una opción que se vislumbra con el decreto emitido por el Poder Ejecutivo.

No obstante, para materializar este  proyecto, Venezuela debe regirse con los protocolos mundiales, incluyendo el certificado de país libre de fiebre aftosa.

Abastecimiento internacional 

El exdirector de Fedenaga, Armando Chacín, indicó que, estructuralmente, el país tiene la capacidad ganadera para proveer los mercados internacionales.

«Teníamos alrededor de nueve millones de cabezas de animales y hoy estamos apuntando a más de 11 millones de cabezas, por lo cual vemos que el inventario creció. En consecuencia, podemos hacer las exportaciones sin ningún problema», aseguró.

Sin embargo, actualmente la producción regional no logra ingresar a todos los mercados globales.

Chacín señaló que, en la actualidad, solo es posible exportar a naciones que no requieran la certificación de libre de fiebre aftosa; específicamente, se puede enfocar a los mercados del Medio Oriente, los cuales reciben carne del extranjero sin el certificado que ofrece la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA).

Hasta ahora, Venezuela es la única nación de Latinoamérica que aún no ha obtenido esta certificación como país libre de fiebre aftosa, una enfermedad que infecta a los animales y no es contraproducente para las personas. 

Aún así, la fiebre aftosa tiene influencia comercial, ya que puede obstaculizar la exportación de carne para impedir que se transmita a otras regiones.

A finales de 2023, Nicolás Maduro comunicó que, con el objetivo de centrarse en las importaciones de carne, la nación estaba interesada en obtener la certificación obligatoria de la OMSA, una meta que, cinco meses después, aún no se ha cumplido.

El observatorio que compila datos de gremios especializados en la producción pecuaria, Fuentes del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne (Invelecar), expresaron que consideran factible crear nichos de exportación, pero Venezuela sigue excluido de extensos mercados que potencialmente adquieran carne en grandes cantidades.

Asimismo, Venezuela competiría con altos exportadores como Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos, naciones con certificaciones sanitarias avaladas y una gran producción de proteínas animales.

Lucha contra la fiebre aftosa

El Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (Insai) anunció que desde el 1 de mayo hasta el 15 de junio iniciarán jornadas de vacunación contra la fiebre aftosa, con una posible prórroga.

A pesar de ello, Armando Chacín señaló que el proceso de vacunación requiere un empeño conjunto entre ganaderos, gremios y entes gubernamentales, ya que implica la inmunización del rebaño durante tres años, lo que representa una significativa inversión financiera.

«Se debe vacunar a más del 85% del rebaño nacional y la inversión necesaria es de alrededor de 0.20 y 0.30 centavos de dólar por animal, en dos periodos al año. Es decir, estamos hablando de seis o siete periodos de vacunación», indicó. 

Según los números de Fedenaga, se necesitan inmunizar 9.350.000 reses, con un financiamiento temporal de 2.805.000 dólares, lo que totaliza 19,64 millones de dólares en todo el proceso.

Además, el exdirector de Fedenaga destacó que, si el nivel de inmunización se conserva por debajo del 80% de las reses locales, no se logrará la meta de conseguir el certificado de país libre de fiebre aftosa.

«Entonces esto se prolongaría, como se ha prolongado durante muchos años: algunos productores agropecuarios están cumpliendo con el plan de vacunación para mantener sanitariamente libre de la fiebre aftosa, pero no cumplen todos», puntualizó.

Chacín subrayó que las inmunizaciones serían obligatorias.

«Que en seis o en siete periodos de vacunación, nosotros podamos de alguna forma tener el certificado internacional de libre de fiebre aftosa y que podamos, por supuesto, participar en la venta total de mercados internacionales», finalizó.

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