Una de las últimas tortugas de caparazón blando Swinhoe, de las que quedaban tres ejemplares vivos conocidos, murió a finales del mes pasado en Hanói, donde este animal lo reverencia otro ejemplar que habitó durante décadas su lago más famoso y murió en 2016.

Según la organización Indo Myanmar Conservation, la tortuga apareció muerta en el lago de Dong Mo, al oeste de la capital vietnamita, y las autoridades investigan la causa de su muerte.

La tortuga encontrada, cuyo nombre científico es Rafetus swinhoei, medía 156 centímetros de largo y pesaba 93 kilos, lejos de los 150 kilos que pueden llegar a alcanzar estos reptiles que pasan mucho tiempo sumergidos en busca de alimento y que son difíciles de localizar. 

Especie con solo tres ejemplares

Hasta el momento solo se tiene constancia de la existencia de tres ejemplares de esta especie en el mundo: una en un zoo de China, otra en el lago vietnamita de Xuan Khanh y una hembra en el lago de Dong Mo, donde ha aparecido el cadáver.

En un principio no se tenía certeza de si se trataba de la misma que apareció muerta. Sin embargo, la muerte la confirmaron más tarde por el responsable del Programa de Tortugas Asiáticas para la Conservación de Indo-Myanmar, quien explicó que el individuo era la última hembra.

«Es el mismo individuo que hemos estado siguiendo en los últimos años. Es un duro golpe», declaró a TIME Tim McCormack, director del Programa de Tortugas Asiáticas para la Conservación de Indo-Myanmar.

«Era una hembra grande que obviamente tiene una gran capacidad reproductiva. Podría haber puesto potencialmente cien huevos o más al año», añadió McCormack.

Última tortuga gigante del Yangtsé hembra

Ya en 2019 se dio a conocer que la última hembra de tortuga gigante de caparazón blando del Yangtsé en el mundo había fallecido luego de un intento infructuoso de inseminación artificial en China. Sin embargo, trascendió que una hembra vivía al otro lado de la frontera, en Vietnam, lo que generó esperanzas para el futuro del animal. 

Ahora, parece que tales esperanzas se han disipado, al menos temporalmente. No se puede descartar la posibilidad de que aún haya ejemplares de esta esquiva especie, tanto machos como hembras, aunque no se puede confirmar con certeza.

«Era una especia muy extendida, pero la caza para el consumo de su carne y la pérdida de hábitat han hecho que queden muy pocos ejemplares», explica Tim McCormack, director del programa de conservación de estas tortugas de Indo-Myanmar Conservation.

Su muerte conmocionó a los lugareños, que consideraron como un mal augurio la muerte de este animal apodado Cu Rua (bisabuelo tortuga), y hoy se conserva disecada en un museo de la ciudad.

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