ChemTech
El Centro ChemTech de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). EFE/ OPCW SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

El Centro ChemTech, inaugurado por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, alberga un laboratorio propio y un espacio de instrucción, una apuesta de su director, el español Fernando Arias, para actualizar las capacidades de investigación, operativas y analíticas del organismo.

El ChemTech está en la localidad neerlandesa de Nootdorp, a 12 kilómetros de la sede de la OPAQ en La Haya y tiene 5.700 metros cuadrados que albergan un laboratorio, un centro de tecnología y capacitación, un espacio de instrucción, e instalaciones de formación avanzada para el personal de la OPAQ y de los expertos de los países miembros.

La instalación, cuyos trabajos de construcción empezaron en junio de 2021 y terminaron el pasado diciembre, ha sido financiada con más de 34 millones de euros por contribuciones voluntarias de 56 países miembros, la Unión Europea y otros donantes.

Es un centro de intercambio de conocimientos, investigación y ciencia, y una plataforma para coordinar los esfuerzos entre científicos, académicos, sociedad civil, industria y organizaciones relevantes.

Sus actividades “sustentan el papel de la Organización como principal repositorio mundial de experiencia y conocimientos relacionados con las armas químicas, que abordan las amenazas químicas en todo el mundo hoy y mañana”, asegura la OPAQ.

Con motivo de la inauguración del ChemTech, la UE aseguró hoy que “apoya la importante misión” de la OPAQ para “fortalece su trabajo futuro de abolir las armas químicas y prevenir su resurgimiento” y recordó que financió con 16,2 millones de euros la construcción de este centro, casi la mitad de su coste.

Arsenal de EEUU

La inauguración llega en vísperas de otra buena noticia: la OPAQ certificó la destrucción de la mayoría del arsenal químico de sus 193 miembros, a excepción de unos “pequeños” restos almacenados en Estados Unidos, que destruirán este año.

Desde la entrada en vigor de la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas en 1997, más del 99% de los arsenales de armas químicas “declarados” han sido destruidos bajo la verificación de la OPAQ, algo por lo que ganó el Nobel de la Paz en 2013.

Solo Egipto, Israel, Corea del Norte y Sudán del Sur no son miembros, por lo que las armas químicas que puedan tener no entran en este recuento, como tampoco las que Siria pueda no haber declarado tras compromiso con el desarme.

“Para ser muy concretos, hasta ahora se han destruido más de 70.000 toneladas métricas de los venenos más peligrosos bajo la supervisión de los inspectores de la OPAQ. Hay un pequeño remanente en Estados Unidos que destruirá en las próximas semanas, y habrá una celebración importante a finales de año en Washington, que marcará el final de la destrucción de todas las armas químicas en el mundo”, asegura Arias.

Hay una instalaciones de destrucción de armas químicas en Kentucky y otra en Colorado, y las autoridades estadounidenses “planean completar la destrucción de sus reservas restantes para septiembre”, dijo Arias. Hasta el 28 de febrero, la OPAQ había verificado la destrucción de 27.519 toneladas métricas, o el 99,1 %, del arsenal químico estadounidense.

Países no miembros

Mientras negocia la adhesión de los países restantes, la OPAQ pasará “a concentrarse principalmente en la prevención, incluida la disuasión”, para evitar el desarrollo de armamento químico en el futuro.

“Prevenir el resurgimiento de las armas químicas implica actualizar y fortalecer el régimen de verificación de la industria, seguir y acompañar el progreso en ciencia y tecnología, cerrar las brechas en la implementación nacional, mejorar la cooperación internacional, incluida la asistencia y protección, y aumentar los esfuerzos con respecto a la lucha contra el terrorismo químico”, advierte Arias, elegido en 2017 como director general de la OPAQ.

Hay productos químicos en todo el mundo usados con fines pacíficos, pero para descartar su uso indebido como armas tóxicas, los países deben enviar a la OPAQ información sobre los químicos tóxicos que tienen y los precursores que se usan en su industria, y la OPAQ visita periódicamente las instalaciones nacionales para asegurarse de que esas declaraciones son exactas y completas.

En caso de Siria, la OPAQ realizó misiones no rutinarias para verificar el supuesto uso de armamento químico, y sus expertos recolectaron y analizaron muestras biomédicos y ambientales (se envían al menos a dos laboratorios con los que la OPAQ tiene acuerdos, para garantizar la independencia), entrevistan a víctimas y socorristas, y analizan documentos relevantes, como informes médicos.

El ChemTech reforzará este régimen de verificación, contribuyendo al desarrollo de herramientas nuevas y mejoradas.

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