Un hecho sin precedentes tuvo lugar este 4 de septiembre cuando un asteroide, bautizado como 2024 RW1, hizo su entrada en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico occidental, cerca de la isla filipina de Luzón. Este evento astronómico ha captado la atención de la comunidad científica y del público en general, marcando un hito en la detección y seguimiento de estos objetos celestes.
El asteroide, con un diámetro aproximado de un metro, ingresó a la atmósfera a una velocidad de 20,8 kilómetros por segundo, generando una brillante bola de fuego que fue observada por múltiples testigos en la región. A pesar de su espectacularidad, este evento no representó ningún peligro para la población ni para el medio ambiente, ya que el objeto se desintegró completamente al entrar en contacto con la atmósfera terrestre.
Detección temprana y seguimiento preciso
Lo más destacable de este suceso es que el asteroide 2024 RW1 fue detectado con varios días de anticipación gracias al trabajo del Catalina Sky Survey, un programa de investigación especializado en la búsqueda de cometas y asteroides. Los astrónomos lograron calcular con precisión el momento y el lugar de impacto, lo que permitió a la comunidad científica y a las agencias espaciales seguir de cerca la trayectoria del objeto.
Esta es apenas la novena ocasión en la historia en la que se ha logrado detectar y estimar el impacto de un asteroide contra la Tierra. Los avances en la tecnología y en las técnicas de observación astronómica están permitiendo a los científicos identificar cada vez más objetos cercanos a la Tierra (NEOs, por sus siglas en inglés), lo que a su vez facilita la evaluación de los riesgos potenciales de impacto y la planificación de futuras misiones de defensa planetaria.
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